Corría el año de 1962 y la Argentina de la época experimentaba un interesante periodo de agitación política y social, por un lado, el Gobierno de Arturo Frondizi enfrentaba desafíos dentro de su propio partido, la Unión Cívica Radical Intransigente, la inestabilidad económica era la constante, ya que la resistencia a sus políticas de promoción de la inversión extranjera era evidente, pero sobretodo los conflictos laborales estaban activos, por lo que sindicatos y trabajadores a menudo realizaban protestas.
Estas tensiones políticas, de constante polarización y confrontación entre diferentes facciones del poder fueron el contexto y, una de las principales referencias sociales, que quedarían plasmadas en la obra gráfica de unos de sus artistas más comprometidos con la causa social: Ricardo Carpini.
Basta es considerado uno de los afiches más emblemáticos de la época y que más representa las demandas de los sectores labores, pues con esta contundencia, el autor expresó la resistencia y el punto de inflexión que exigían los argentinos a las marginales condiciones de trabajo y a los salarios indignos.
Con un estilo muralista, Carpini representa la fuerza de los obreros a través de rasgos toscos y determinados que hacen énfasis en el mensaje de protesta y rechazo a la opresión y las injusticias, dejando claro el llamado a la acción a la que incita al espectador.
El artista argentino empoderó a la clase obrera, haciéndola protagonista de este Relato Visual, al mostrarla con fortaleza, remarcando la tensión de los nudillos y los músculos mientras alza el puño, dentro de un colectivo que está dispuesto a luchar por sus valores.
