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Revolución y contrarrevolución en el peronismo

Por Néstor Piccone

El peronismo es un movimiento nacional popular, latinoamericanista, antiimperialista y ahora también feminista que tiene tres banderas: independencia económica, soberanía política y justicia social. Además, en 1972 se concretaría una actualización de sus postulados, incorporando a su ideario el cuidado del medio ambiente.

Juan Domingo Perón desde su exilio en Madrid definió que la Revolución Justicialista había nacido en 1938, cuando él, enviado a recorrer Europa por el Estado Mayor del Ejército pudo conocer los primeros temblores que estallarían en la Segunda Guerra Mundial. Esta definición de origen formó parte de lo que se conoció como Actualización Política y Doctrinaria para la Toma del Poder grabada en formato documental por el Grupo de Cine Liberación que lideraban Pino Solanas y Octavio Gettino.

Convocados a releer el peronismo desde su ideología debemos comprender que a lo largo de los 83 años de aquel hipotético inicio distintas corrientes se desarrollaron en el seno de este movimiento que reconoce al Partido Justicialista como su herramienta electoral, pero que nunca alcanzó a contener a todos los peronistas. Incluyó a curas tercermundistas, villeros y de la opción por los pobres y en los últimos años a parte del movimiento feminista.
Ninguna mirada que se detenga en el análisis ideológico del peronismo puede dejar de hacer foco en los distintos momentos históricos y en los líderes o referentes que condujeron o fueron expresión de este movimiento policlasista, plural, interdisciplinario, intersectorial y pluricultural.

Sin forzar ninguna realidad se debe incluir en esos liderazgos a Jorge Bergoglio, el Papa Francisco, quien además de Jesuita, en su juventud abrevó en el peronismo y muchas de sus ideas se expresan en encíclicas, acciones concretas y son reivindicadas por vastos sectores del movimiento.

Perón y no por casualidad señala como experiencia fundacional 1938, año anterior al inicio de la Segunda Guerra Mundial. Ahí nacen algunas cuestiones nodales de su pensamiento. Signado por el antiimperialismo, la neutralidad ante la guerra y un nacionalismo emergente de las luchas independentistas con un Estado planificador que alienta la sustitución de importaciones, que privilegia el desarrollo industrial que recupera el manejo económico de la energía (petróleo, electricidad, gas); el transporte (Ferrocarriles, línea aérea de bandera, flota fluvial, puertos) comunicación (teléfonos) entre otros resortes económicos que le permite poner límites a la concentración empresarial y a la extranjerización.

A diferencia del fascismo, Perón no se asienta en las clases medias sino en la clase trabajadora en formación surgida de la migración interna que genera el acelerado proceso de industrialización impulsado por su política y fundamentalmente por las estatizaciones de carácter estratégico. Sobre esos pilares nacen las famosas tres banderas peronistas (un hallazgo comunicacional en tiempos en los que el marketing era patrimonio de las grandes empresas multinacionales: Coca Cola, Pepsi, Ford, Chevrolet, Panamerican). 

Desde entonces el peronismo se define por la defensa de 1) la soberanía política, 2) la independencia económica y 3) la justicia social. Bajo el gobierno peronista se convierten en ley las demandas obreras surgidas de las luchas heroicas sostenidas por socialistas, comunistas y anarquistas de comienzo de siglo. Según cuenta en el documental mencionado: el nombre del partido es Justicialista porque “la palabra socialista estaba muy disputada, muy manoseada”.

En los años 70, con el regreso al gobierno del peronismo, luego de 18 años de proscripciones, persecuciones, muertes y exilio, Perón actualiza su pensamiento. 

Mensaje ambiental a los pueblos

En 1972 en su Mensaje Ambiental a los Pueblos y Gobiernos del Mundo, Perón plantea desde Madrid el siguiente texto: “Creemos que ha llegado la hora en que todos los pueblos y gobiernos del mundo cobren conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación del medio ambiente y la biósfera, la dilapidación de los recursos naturales, el crecimiento sin freno de la población y la sobreestimación de la tecnología, y la necesidad de invertir de inmediato la dirección de esta marcha, a través de una acción mancomunada internacional. La concientización debe originarse en los hombres de ciencia, pero solo puede transformarse en la acción a través de los dirigentes políticos. Por eso abordo el tema como dirigente político, con la autoridad que me da el haber sido precursor de la posición actual del Tercer Mundo y con el aval que me dan las últimas investigaciones de los científicos en la materia”.

Pero la violenta disputa por la herencia del peronismo ante la inminencia de la muerte del líder fundador, empaña y oscurece aquel planteo que hoy se recupera. Perón no logra la pacificación y por el contrario los asesinatos de líderes sindicales como José Ignacio Rucci y la decisión de la guerrilla peronista de enfrentarlo militarmente deriva en una toma del gobierno por parte de los sectores prodictadura que alimentan la confrontación y promueven un caos social con persecuciones en fábricas, universidades y asesinato de referentes sociales que tienen en el padre Carlos Mugica uno de sus mártires más emblemático. 

La intervención militar se adueña de Argentina, con la excusa de aniquilar a la guerrilla que, por ese año de 1976, estaba bastante debilitada. La dictadura avanza sobre toda organización social, religiosa, sindical o política revolucionaria, pero además encierra a los principales dirigentes del Partido Justicialista y de la Confederación General del Trabajo, CGT. Treinta mil desaparecidos, muchos de ellos integrantes de algún espacio militante peronista.

Pero la dictadura no lograría matar al peronismo.

Nuevas camadas de dirigentes sindicales y trabajadores e intelectuales abrevando en la actualización doctrinaria que en las universidades promovieron las denominadas Cátedras Nacionales  recogieron las banderas históricas de independencia, soberanía y justicia social. 

Aunque la dictadura no pudo aniquilar el pensamiento peronista, su incorporación al naciente modelo económico neoliberal produjo cambios estructurales que pusieron a la Argentina camino al sistema de financierización de la economía, de la extranjerización del Estado nacional que se consolidaría con el gobierno de Carlos Menem, consagrado por entonces como líder del peronismo y del Partido Justicialista.

Carlos Menem, en menos de un año cambió la estructura del Estado, privatizando a manos extranjeras las empresas emblemáticas que Perón había nacionalizado en el sector energético, comunicacional, transporte, comercio exterior. Privatizó la estructura de poder Estatal reservando para estas algunas cuestiones como seguridad: aunque desmanteló a las Fuerzas Armadas, las policías adquirieron un rol preponderante; la educación incluyendo universidades y salud siguieron en manos públicas, aunque con una fuerte desfinanciación. El Estado dejó de autofinanciarse con sus empresas estratégicas y comenzó la rueda de endeudamiento creciente.

Trocó Soberanía por Dependencia y Justicia Social por hambre y pobreza. 

Pero el peronismo sigue vivo. Las ideas de Menem aunque confundieron no se impusieron. Y así como el peronismo supo liderar las resistencias a las dictaduras se convirtió en la oposición al neoliberalismo. De las luchas sociales de trabajadores ocupados y desocupados, amalgamados bajo las tres banderas históricas nacieron movimientos llamados piqueteros, que expresan la organización del desocupado, centrales sindicales que interpelaron a la CGT como fue la CTA y cimentaron el camino, desde la base social peronista, para la aparición de una nueva expresión del movimiento: el kirchnerismo.

El neoliberalismo no mató al peronismo. 

Revolución y contrarrevolución siguen en tensión en la Argentina y dado el avance de las fuerzas de derecha con la cooptación de aproximadamente el 40% de los votantes; le cabe al peronismo, desde la base a su dirigencia, dirimir el futuro del modelo de Estado y por consiguiente de sociedad. Como se decía en los 70, Liberación o Dependencia.

Néstor Piccone (Argentina) es comunicador popular, licenciado en Psicología (UBA) y periodista. Peronista. Autor del libro La inconclusa Ley de Medios. La historia menos contada. Cofundador de la Unión de Trabajadores de Prensa y dirigente de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa. Gerente de Noticias de Radio Nacional, coordinador de Contenidos de los Medios Públicos. Director argentino de TeleSur. Fundador de la Coalición por una Comunicación Democrática, organización social que garantizó la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. 
Twitter: @picopiccone

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