Por Francisco Grandón
Tras un año 2019 sacudido por un estallido social derivado de las desigualdades sociales del país y con la pandemia del COVID-19 en pleno apogeo, Chile comenzó en 2020 un ciclo electoral que ya comienza a vivir sus últimos procesos democráticos.
Como resultado de las movilizaciones sociales que convocaron a millones de personas en distintas partes del país, las cuales permitieron abrir los espacios para realizar por primera vez una constitución democrática, la sociedad chilena se vio inmersa en una vorágine de representatividad sin precedentes.
Tras los comicios celebrados para elegir concejales, alcaldes, gobernadores regionales, constituyentes y ratificar candidaturas presidenciales, los chilenos y chilenas vivirán, este 21 de noviembre una nueva elección, donde tendrán la oportunidad de elegir sus futuros representantes para consejeros regionales, diputados y senadores, además de un o una nueva presidente.
El país transandino parece enfrentar un cambio sociopolítico y cultural que avanza de manera avasalladora frente a las nociones políticas prestablecidas. Las recientes elecciones permiten vislumbrar una necesidad de cambio de representantes, pero más aún, una modificación al modelo político, económico y social en el país. Rápidamente quedaron atrás los días de efervescencia y lucha, los menesteres sufridos y exacerbados por la pandemia, han forzado a la sociedad chilena a buscar alternativas que les permitan dejar atrás el actual modelo para dar paso a uno nuevo.
Primarias presidenciales
Las elecciones presidenciales tuvieron su puntapié inicial con las primarias presidenciales vinculantes que permitieron, a dos coaliciones políticas en Chile, elegir a sus candidatos: Apruebo Dignidad y Chile Vamos. Otras coaliciones y partidos políticos decidieron restarse del proceso legal, definiendo sus candidatos y candidatas de manera autónoma o realizando consultas ciudadanas no vinculantes.
Entre las coaliciones que sí realizaron primarias se encuentra Chile Vamos, conglomerado de centro derecha que está conformado por los partidos Renovación Nacional (RN), Unión Democrática Independiente (UDI) y Evolución Política (EVOPOLI). En estos comicios se presentaron cuatro candidatos, Joaquín Lavín (UDI), Mario Desbordes (RN), Ignacio Briones (EVOPOLI) y Sebastián Sichel (Independiente), siendo electo este último.
Por su parte, Apruebo Dignidad, coalición compuesta por los diferentes partidos y movimientos que conforman el Frente Amplio (FA), Revolución Democrática (RD), Convergencia Social (CS), Comunes (Cs), Fuerza Común (FC) y Unir, además del pacto Chile Digno, integrado por el Partido Comunista (PC), la Federación Regionalista Verde Social (FRVS) y Acción Humanista (AH), presentó dos candidaturas, las de Gabriel Boric (CS) y Daniel Jadue (PC), resultando victorioso el primero, obteniendo más de un millón de votos.
Ambas candidaturas ganadoras de las primarias presidenciales representan un cambio de perspectiva respecto a cómo la ciudadanía chilena se estaba expresando y demandando. Debido a los acontecimientos de octubre de 2019, la sociedad chilena parecía dirigirse inevitablemente hacia los polos políticos, potenciando figuras que esbozaran discursos populistas y demagógicos.
La llegada de la pandemia marcó un punto de inflexión de este camino. La crisis sanitaria, económica y social provocada por el COVID-19 parece haber hecho replantear la perspectiva de futuro de una sociedad que demandaba cambios drásticos. Si bien aún los anhelan, aparentan quererlos de una manera más moderada, para así no exacerbar las heridas que ha dejado la epidemia del coronavirus.
Ambos candidatos, Boric y Sichel, son rostros que vienen a renovar la presidencia que hace ya dieciséis años ha rotado entre dos nombres: Michelle Bachelet y Sebastián Piñera. Igualmente, uno y otro tuvieron que competir con adversarios que, en cierta medida, representaron en sus campañas, una visión de país que no se adaptaba a la de la sociedad chilena de hoy.
Se completa la papeleta presidencial
Además de Boric y Sichel, el Servicio Electoral de Chile, organismo encargado de los procesos electorales en el país, ratificó recientemente las candidaturas presidenciales de la senadora Yasna Provoste (Nuevo Pacto Social), José Antonio Kast (Partido Republicano), Marco Enríquez-Ominami (Partido Progresista), Eduardo Artés (Unión Patriótica) y Franco Parisi (Partido de la Gente). Quienes fueron inscritos directamente a través de sus partidos o participaron de consultas ciudadanas no vinculantes, como la candidata de Nuevo Pacto Social.
La disputa por el centro
El centro político comienza a posicionarse como el terreno donde se asentará la contienda electoral, y ahí destacan tres candidaturas que tienen el potencial suficiente para disputarlo. Además de Boric y Sichel, candidaturas ya mencionadas como moderadas dentro de sus sectores, se une Provoste, representante de la coalición de centro izquierda, Nuevo Pacto Social, compuesta por el Partido Socialista, el Partido Radical, el Partido Por la Democracia y la Democracia Cristiana, siendo este último el partido al cual pertenece la actual senadora.
El proceso previo a la llegada de la pandemia, en el que los polos se estaban fortaleciendo, dejó un forado en el centro que había sido despreciado debido el contexto social, pero que se ha transformado en protagonista tras la debacle causada por el COVID-19. El centro, vacío, creció lo suficiente para tomar retazos de sectores de izquierda y derecha, dejando espacios suficientes para que los diferentes conglomerados políticos pudieran comenzar a asentarse en él para crecer tanto como les sea necesario. Provoste, Boric y Sichel, iniciaron ya una reyerta para conquistar una porción suficiente que les permita ganar la elección presidencial.
Quien resulte ganador, tendrá a cargo una tarea titánica que los chilenos y chilenas no han presenciado anteriormente. Él o la futura presidenta del país será responsable de liderar un proceso de cambio sociopolítico único en la historia del país con la implementación de una nueva Constitución escrita democráticamente, paritaria y con participación de sus pueblos originarios. Los vientos de cambios que cruzan la cordillera ya están sorteando sus blancas montañas y la ciudadanía aguarda con esperanzas lo que traen consigo.
Francisco Grandón (Chile) es Relacionador Público y Máster en Comunicación Creativa y Estratégica. Se desempeña como consultor en comunicación política y campañas electorales, especializándose en el proceso de elaboración, construcción y desarrollo de la estrategia. Ha participado en elecciones municipales, parlamentarias y presidenciales en Chile.
Twitter: @fgrandong