Por Mariano José Mendoza Fiallos
“A partir de hoy, no seré el presidente de los que votaron por mí. Tampoco seré el presidente de un sector… mucho menos el presidente de un partido político. Seré el presidente de todos los salvadoreños”. Así se dirigía Nayib Bukele al pueblo en su primer discurso como presidente. Según el mandatario, ese primero de junio de 2019 el país superaba la página de la postguerra y comenzábamos a escribir juntos “una nueva historia”.
Cinco años han pasado desde ese discurso y vale la pena realizar una lectura crítica de esa “nueva historia” que está escribiendo el presidente. Por tal motivo, vamos a realizar un balance valorativo de lo que han significado el primer quinquenio de gobierno de Bukele.
¿Qué aspectos han mejorado? ¿Cuáles siguen igual y cuáles han sufrido retrocesos? Para responder a estas preguntas de forma integral nos enfocaremos en tres áreas principales: seguridad, economía y sistema político.
¿Seguridad a cambio de Libertad?
Sin duda el mayor logro de la administración Bukele es en materia de seguridad. El presidente puede jactarse de haber reducido a mínimos históricos los homicidios en el país centroamericano.
Hace relativamente pocos años, El Salvador era considerado uno de los países más peligrosos del mundo, esto debido al fenómeno de las maras, grupos criminales que controlaban de facto varios territorios del país.
Solo en el año 2015 se registraron más de 6.665 homicidios, lo que equivale a una tasa de 109 homicidios por cada cien mil habitantes. La ONU estimó en 2016 que los pagos en extorsión que cobraban las maras sumaban hasta el 3% del PIB de El Salvador.
Sin duda era una situación crítica, no obstante, el año 2023 cerró con apenas 214 asesinatos, es decir, 2,4 homicidios por cada cien mil habitantes. Para que tengamos una idea, países como Hungría, Letonia o Lituania presentan tasas superiores a las de El Salvador.
Bukele logró hacer que en dos años El Salvador pase a ser uno de los países más violentos del mundo a uno de los más seguros de todo el hemisferio Occidental. La pregunta es ¿Cómo logro el presidente millenial tal hazaña?
La respuesta es, con una política de mano dura. Desde marzo de 2022 está en vigencia un régimen de excepción mediante el cual se suspenden ciertos derechos constitucionales.
A más de dos años del régimen, el gobierno ha capturado a más de 80.000 personas e incautado más de 3.000 armas de fuego. En pocas palabras, Bukele logró desarticular los principales grupos criminales del país. Esto gracias a cercos militares y redadas masivas.
El régimen de excepción se consolida como la política estrella del gobierno. Según un estudio reciente de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), alrededor del 81% de los salvadoreños aprueba el régimen de excepción.
Esta popularidad era de esperarse de un pueblo que paso décadas bajo el yugo de las maras, quienes asesinaban, violaban y extorsionaban a la población. Ahora se han recuperado los espacios públicos y los salvadoreños pueden caminar en las calles y plazas sin temor a ser asaltados o acribillados.
Sin embargo, detrás de estas cifras existen matices más complejos. El régimen de excepción suspende derechos fundamentales como la no intervención de las telecomunicaciones; permite detenciones sin orden judicial y prolonga la detención sin audiencia de 72 horas a 15 días.
Sin bien el régimen es la política estrella, es a su vez, la más polémica. Múltiples ONGs han reportado más de seis mil violaciones a los derechos humanos en el marco del régimen.
Las violaciones más comunes han sido detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas y casos de tortura y tratos crueles en cárceles. La situación se agrava más cuando alrededor del 10% de los capturados son inocentes. El propio Estado ha reconocido este “margen de error” y ha liberado a más de 7.000 personas.
La ONG Socorro Jurídico Humanitario (SJH) indicó en un reporte de inicios de abril de 2024, que durante los dos años del régimen de excepción han muerto al menos 241 personas en los centrales penales, la mayoría eran personas inocentes.
Varias organizaciones defensoras de derechos humanos como Cristosal, IDHUCA o SJH mencionan que hay un patrón en donde activistas políticos, líderes comunitarios, y periodistas son capturados.
En todo lo que va del régimen de excepción se han apresado a 34 defensores de derechos humanos y 18 sindicalistas, uno de los cuales, falleció en un centro penal. En este sentido, varias instituciones de derechos humanos sostienen que el régimen es un arma de doble filo pues si bien se usa para dar seguridad pública, también se constituye como un elemento de represión “legal” para intimidar o directamente silenciar voces disidentes.
Economía
Además de la seguridad, otro dato del que puede presumir Bukele es el turismo. En el 2013, poco más de 600.000 turistas visitaron El Salvador, en 2023 esa cifra superó los 3,4 millones de turistas, dejando ganancias de hasta 3.790 millones de dólares.
Otra cifra muy positiva es el empleo. Gracias al turismo se han generado más de 300.000 empleos directos e indirectos. Aunado a esto, la tasa de desempleo en 2023 fue de 2,8%, la más baja de los últimos treinta años según el Banco Mundial.
Nayib Bukele, como el buen publicista que es, logró transformar la imagen internacional de El Salvador. Esta buena imagen es gracias a las mejoras en seguridad, así como también la construcción de megaproyectos y eventos de talla mundial.
Entre los proyectos faraónicos del presidente destacan, la modernización del estadio “Jorge Mágico Gonzalez”, la construcción del parque “Sunset Park” ubicado en una playa famosa del país. Y, sobre todo, su proyecto emblemático, la nueva Biblioteca Nacional de El Salvador.
Aunado a estos megaproyectos, El Salvador también fue anfitrión de importantes eventos de talla internacional. Por mencionar lo más importantes, en junio de 2023 se celebraron las Olimpiadas Centroamericanas y del Caribe. Y en noviembre de ese mismo año, el país fue escenario de Miss Universo.
Sin duda, los megaproyectos, eventos de talla mundial y la presencia de celebridades como Lionel Messi o el youtuber Luisito Comunica han mejorado la imagen internacional del país. Sin embargo, esto sería un análisis superficial de lo que realmente ocurre en el plano económico.
Es probable que El Salvador esté siendo víctima de lo que el filósofo Guy Deboard denomina “la sociedad del espectáculo”. En estas sociedades los individuos le rinden un culto excesivo a las imágenes ignorando así el mundo real. De esta forma, el pensamiento crítico se ve mermado por la manipulación de los medios de comunicación.
Esto es exactamente lo que ha ocurrido en el tema económico. Los eventos mundiales y megaproyectos fungen como los filtros de redes sociales, que embellecen artificialmente el país, desviando la atención de los problemas estructurales.
Estas problemáticas salen a la vista con solo echar un vistazo a los datos. Por ejemplo, según la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples, más de 1,9 millones de salvadoreños vivieron en pobreza en 2023, lo que representa el 30% de la población, el índice más alto desde 2018. Igualmente, de acuerdo con cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la pobreza extrema ha aumentado, pasando de un 5,6% en 2019 a un 8,7% en 2022.
Otro indicador preocupante es la hambruna en el país. Según informes de la FAO, El Salvador se encuentra entre las zonas críticas de hambre en el mundo. El aumento de los precios de la canasta básica ha ocasionado que 3,3 millones de salvadoreños (52% de la población) sufra estrés alimentario.
Como último punto, habría que señalar que las cifras de inversión extranjera no son muy alentadoras. Según datos del gobierno, en 2022 hubo una fuga de capitales de 226 millones de dólares. Esto implica que la mejora en el turismo no se traduce a más inversiones.
Una deriva autoritaria
Otro aspecto que ha caracterizado a este gobierno es su clara tendencia a concentrar el poder. El primer signo de esto ocurrió el 9 de febrero de 2020, cuando el presidente irrumpió con militares y policías a la Asamblea Legislativa para presionar a los parlamentarios para que aprobaran un préstamo.
Este suceso, llamado “El Bukelazo”, fue el culmen de una serie de desencuentros entre el ejecutivo y legislativo. Sin embargo, estas disputas terminarían un año después cuando se celebraron elecciones parlamentarias y el partido oficialista de Bukele, Nuevas Ideas (NI), obtuvo 56 de los 84 diputados, cooptando así el 66% del legislativo.
El siguiente paso era controlar el poder judicial. Esto ocurrió el 1 de mayo de 2021, cuando los diputados de NI destituyeron a los cinco magistrados de la Sala de lo Constitucional y al fiscal general. Al año siguiente, esta sala fiel al oficialismo emitió un fallo donde habilitaba la reelección inmediata, dándole las llaves a Bukele a este segundo período. Este fue uno de los actos más controversiales dado que la Constitución del país prohíbe la reelección inmediata en al menos seis de sus artículos.
Sumado a esto, el año pasado la Asamblea decidió reducir el número de diputados de 84 a 60, esto para disminuir los gastos. No obstante, como apuntaban muchos analistas, esta maniobra política buscaba que la oposición tuviera menos representatividad parlamentaria y de hecho así ocurrió. En las elecciones de este año NI se hizo con 54 diputados, es decir, el 90% de la asamblea.
El último golpe, según apuntan varios politólogos, ocurrió el 30 de abril de 2024 cuando, a tan solo dos días de terminar su legislatura, los diputados de NI aprobaron una reforma al artículo 248 de la Constitución.
Con esta reforma se establece que una misma asamblea puede realizar cambios a la Constitución y de manera exprés, en otras palabras, el actual parlamento tiene las facultades de una asamblea constituyente. Como mencionan muchos expertos, ahora los parlamentarios pueden, en teoría, ampliar períodos, suprimir derechos o allanar el camino a la reelección indefinida.
Pese a todos estos sucesos, buena parte de la población aprueba esta concentración de poder. Este respaldo a políticas de corte autoritarias se debe en parte a que El Salvador es uno de los países de la región que menos apoya la democracia. Según datos del Informe del Latinobarómetro 2023, el 15% de los salvadoreños prefieren un gobierno autoritario mientras que al 26% le es indiferente la democracia, lo que en total suma el 41% de la población.
Conclusión
Muchas veces se nos olvida que los gobiernos están conformados por personas de carne y hueso. Por tal razón, jamás existirá un gobierno 100% perfecto o imperfecto, sino más bien, gobiernos que suponen una amalgama de ventajas y desventajas. Estos cinco años de gobierno de Bukele han presentado una serie muy interesante tanto de ventajas como desventajas.
Quizás el mérito más grande es el cambio de mentalidad de los salvadoreños. Habíamos llegado al punto en donde escuchar que habían ocurrido doce homicidios diarios era algo normal. Ahora, con tan solo escuchar que ha sucedido un homicidio nos inquieta y exigimos justicia.
Asimismo, es positivo el aumento del turismo y la buena imagen internacional de El Salvador, sin embargo, se queda solo en eso, en “una imagen”. Pareciera ser que por cada ventaja existen múltiples desventajas.
Tenemos seguridad, pero a costa de nuestra libertad, tenemos turismo, pero no mayor inversión, tenemos una enorme biblioteca, pero uno de los sistemas de educación más precarios del mundo, tenemos hermosos estadios, pero a dos millones de salvadoreños no les alcanza para la canasta básica. Tenemos al presidente mejor evaluado del mundo, pero hemos perdido la separación de poderes.
Más que escribir una nueva historia, pareciera más bien que los salvadoreños la estamos repitiendo. Estamos viendo nuevamente el establecimiento de un partido único, la exclusión política de minorías, un aumento de la militarización y una pérdida progresiva de los derechos humanos.
Mariano José Mendoza Fiallos (El Salvador) es estudiante de la carrera de Comunicación Social en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA). En 2021 ingresó al colectivo radiofónico “Frecuencia Libre” donde se le asignó la sección de política “Pan y Circo”. Es diplomado en Estrategias y Narrativas Políticas por la UCA de El Salvador.
Facebook: Mariano Mendoza / Instagram: @mariano.mendoza.2002