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Francisco, el “papa digital” que trasciende el catolicismo

Por Hernán Reyes

El Vaticano ha reestructurado su comunicación institucional desde que Francisco es papa. Además de crear un organismo que se encarga de la comunicación, ahora se utilizan las redes sociales y las nuevas tecnologías para hacer llegar el mensaje de la Iglesia a las generaciones contemporáneas utilizando su propio lenguaje.

Cuando Francisco fue elegido el papa 266 De la Iglesia Católica, el 13 de marzo de 2013, la estructura comunicacional del Vaticano estaba compuesta por un Pontificio Consejo de Comunicaciones Sociales, enfocado en la parte teológica de lo que se decía “muros afuera”; una oficina de Prensa dirigida por dos sacerdotes italianos de más de 70 años; una cuenta de Twitter que no producía contenidos propios y que se limitaba a reproducir, sin una frecuencia determinada, partes de discursos oficiales; un diario que funcionaba también como Boletín Oficial; y un sitio, Vatican.va, al que solo se subían los discursos oficiales, una vez pronunciados.

A casi nueve años de ese hecho histórico e inédito para la Iglesia universal, el aparato comunicacional de la Santa Sede parece totalmente otro: todas las oficinas y organismos que antes se ocupaban de la comunicación de forma descoordinada confluyen ahora en un megaministerio creado por Francisco en 2015 que tiene a su cargo todo lo que existía más una larga lista de nuevas “ventanas”, como el sitio de noticias Vatican News en el que se da cuenta no solo de la actividad papal sino también de otros sucesos de importancia mundial a través de la mirada de la Santa Sede. 

A la solitaria presencia en Twitter, que en sus nueve idiomas convierten a Francisco en uno de los dos jefes de Estado más seguidos del mundo, se le sumó a su vez una cuenta en Instagram con millones de followers, un vídeo mensual por YouTube con las intenciones de oración del papa y hasta aplicaciones temáticas para rezar en ocasiones especiales, como es la multidescargada “Click to Pray”. La oficina de prensa, por otro lado, esta comandada por un laico sub 50 que tiene como número dos a una mujer brasileña y que reportan a su vez a una mujer eslovaca que se encarga de la dirección teológico-pastoral de toda la comunicación vaticana.

¿A qué se debió un cambio tan grande? Justamente, a la impronta de Francisco, un verdadero “papa digital” como lo destacan en el Vaticano que con su estilo de comunicar ha logrado trascender las fronteras del cristianismo a nivel mundial.

“Francisco es un papa digital. Y no porque sepa tecnología sino porque conoce al hombre contemporáneo, y como el hombre contemporáneo es digital, él le habla a este hombre”, lo define el argentino Lucio Ruiz, “número dos” del Dicasterio para la Comunicación, el organismo que el papa creó en 2015 para concentrar y darle su impronta a la comunicación vaticana.

“Francisco le habla a esta sociedad, a esta cultura. Yo digo que él no habla, tuitea”, plantea Ruiz.

¿A qué se debe esa definición? “Tiene en sus discursos frases pequeñas, fortísimas, que se explican solas. Y entonces los medios difunden su mensaje de manera natural, simplemente porque él le habla al hombre contemporáneo que ya adoptó la tecnología en su modus vivendi“, completó Ruiz.

Para el sacerdote argentino que trabaja con él desde 2013, Francisco “es el papa digital en el sentido de que la digitalidad no necesita el dispositivo. Y esto se ve cuando uno mira a los jóvenes: el dispositivo no les interesa, lo que buscan es la funcionalidad. Ya saltaron el dispositivo, buscan la relación, compartir, documentar, estar”.

En esos marcos de interpretación hay que rastrear el porqué de la apertura, en 2016, de la cuenta de Instagram Franciscus, que en su primera hora alcanzó 100.000 seguidores y, a inicios de noviembre de 2021, ya supera los 8.4 millones.

“Ese lenguaje es el lenguaje digital. Y que Francisco no use los dispositivos es igual: los jóvenes no están ligados a un dispositivo, están ligados a una cultura de compartir, de estar. Y el papa está ahí, con el amor, la misericordia y la ternura. No es tecnología por dispositivo, es tecnología por cultura”, agregó.

El Dicasterio de la Comunicación que Francisco creó a través de un Motu Proprio (un documento de la iglesia católica emanado directamente del papa) engloba nueve instituciones que hasta entonces comunicaban pero sin diálogo entre sí: el Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales, la Sala Stampa, el Servicio de Internet Vaticano, la Radio Vaticana, el Centro Televisivo Vaticano, el diario L’Osservatore Romano, la Tipografía Vaticana; el servicio fotográfico y la editorial de la Santa Sede (Libreria Editrice Vaticana – LEV), además del sitio web institucional de la Santa Sede y la cuenta de Twitter @pontifex.

“Se dijo en muchos lados que este proceso era para ahorrar, para la reforma económica, o para mejorar la estructura. No, es mucho más, es más profundo. Es un proceso comunicacional: la Santa Sede quiere encontrar la cultura contemporánea en el lenguaje de la cultura contemporánea”, explicó Ruiz que desde 2009 hasta la nueva designación fue el responsable del Servicio Internet Vaticano.

Y ese cambio busca poner la impronta de este papa. 

“Se trata de adecuar los medios a la misión de la Iglesia. Hoy hay que pensar cómo estas instituciones pueden seguir dando frutos en esta realidad cultural, tecnológica y de dinámicas del mundo también económicas”, concluyó.

Desde una óptica diversa, el periodista colombiano Ary Waldir Ramos, autor del reciente Siate autentic (Sean auténticos) agrega que “ser auténtico, el mensaje central de la comunicación de Bergoglio, es un título que denota nosotros, una sustantivización del verbo que indica nuestra naturaleza social, como una mejora de la mejor versión de nosotros mismos, que será efectiva solo en la relación con los demás”. 

“En Francisco encontramos gestos extraordinarios: se comunica con las manos como un sordo y mudo para decir «te amo», toma de rodillas a un niño con cáncer y habla con sus amigos formando un círculo, llora y consuela a un sacerdote mártir del comunismo, abraza desde el frente en el Muro Occidental a dos amigos, un musulmán y un judío”, según Ramos.

Para el periodista colombiano, “cada uno de sus gestos comunica y deja huella, vivencias, sentimientos, símbolos, demostraciones que sirven para comprender el poder de la comunicación y convertirlo no solo en el guía de los católicos de todo el mundo sino en un líder de la comunicación internacional”.

En su cosmovisión, Francisco no ahorra tampoco críticas para el rol de los medios de comunicación tradicionales en este entramado. Así lo planteó a través de Twitter el 16 de octubre pasado: “A los medios de comunicación, pido que terminen con la lógica de la posverdad, la desinformación, la difamación, la calumnia y esa fascinación enfermiza por el escándalo y lo sucio; y que busquen contribuir a la fraternidad humana”.

Quizás su punto más alto en ese sentido fue su recordada homilía de mayo de 2018. El papa Francisco durante una misa en su residencia de Casa de Santa Marta, en el Vaticano, el papel que juegan los medios de comunicación en la sociedad, que “ensucian a la gente con calumnias y difamación” para así poder preparar todo para avanzar hacia los golpes de Estado.

El papa explicó asimismo que “se crean condiciones oscuras” para condenar a la persona y después la unidad se deshace. Un método con el que ha sido perseguido Jesús, Pablo, Esteban y todos los mártires; y es muy usado también hoy, recordó Francisco.

Por ejemplo, “en la vida civil, en la vida política, cuando se quiere hacer un golpe de Estado”: “Los medios de comunicación comienzan a hablar mal de la gente, de los dirigentes, y, con la calumnia, la difamación, los ensucian”. Después llega la justicia, “los condena, y al final, se hace el golpe de Estado”. Una persecución que se ve también cuando la gente en el circo gritaba para ver la lucha entre los mártires y las fieras o los gladiadores”, resaltó el papa en esa oportunidad.

Hernán Reyes Alcaide (Argentina) nació en el barrio porteño de La Boca en 1983, hijo de una familia de inmigrantes uruguayos. Desde 2015 es el corresponsal de la agencia de noticias del Estado argentino, Télam, en el Vaticano, donde forma parte del grupo de periodistas que regularmente viaja con el papa Francisco fuera de Italia. Antes, cubrió en Uruguay la presidencia de José Mujica. Entre otros, publicó artículos en los diarios El ObservadorClarín L’Osservatore Romano, y en la revista de análisis político El Estadista. En 2017 publicó con el papa Francisco el libro-entrevista Latinoamérica, considerado de “interés en el Mercosur” por el Parlasur.

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