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La emoción, el populismo y las elecciones

Por Saudia Levoyer

Las próximas elecciones seccionales en el Ecuador serán dentro de un año; sin embargo, ya algunos candidatos han mostrado que están listos para hacer campañas emotivas y de impacto. El manejo de las redes sociales para crear vínculos afectivos se nota a través de dos hechos: el aluvión ocurrido en Quito y el matrimonio de la alcaldesa de Guayaquil. 

El Ecuador ya está en pleno proceso electoral para renovar autoridades seccionales a escala nacional. El 5 de febrero de 2023 se determinó como fecha preliminar para que algo más de 13 millones de ecuatorianos acudan a las urnas a elegir prefectos, alcaldes, concejales urbanos y rurales, vocales de juntas parroquiales y a los siete integrantes titulares y suplentes del Consejo de Participación Ciudadana. Y aunque la campaña no debiera arrancar sino hasta 45 días antes de aquel domingo –si es que se cumpliese el Código de la Democracia– el ambiente ya se está llenando de lo que los políticos locales saben hacer: reproducir el populismo y jugar con la emoción.

Hay dos casos que han ocurrido en las últimas semanas en el Ecuador. El primero aconteció el 31 de enero, cuando en Quito se produjo un aluvión que dejó 28 muertos y 53 heridos, casas, vehículos y locales destrozados, sectores sin servicio de luz eléctrica… En medio de la emergencia, los daños, la desesperación de quienes buscaban a sus familiares, el miedo a los robos o que otro aguacero empeore la tragedia, no faltaron los potenciales interesados en acceder a la alcaldía o a las concejalías de la capital, así como los legisladores, que vieron la oportunidad para presentarse y reclamar como suya la voz de los afectados. 

Algunos aparecieron con palas y equipo para supuestamente ayudar en la limpieza del lugar, mientras subían fotos y videos a sus redes sociales. Otros aprovecharon esos canales para tratar de encender debates sobre lo que consideraron mala gestión de la ciudad o defender al exalcalde, cesado por acusaciones de corrupción y que afronta juicios penales. Unos más lo presentaron como si se tratase de algo completamente imprevisto, cuando en realidad se trata de un muy antiguo problema, al que no se le ha dado una mejor salida que legalizar los barrios, porque es más popular que ordenar un desalojo de las zonas de riesgo. 

En Guayaquil, el 14 de febrero, las redes sociales y algunos noticieros de farándula explotaron con la boda de la alcaldesa de la ciudad, Cynthia Viteri, quien correrá para la reelección. Su relación con ahora su esposo, Juan Carlos Vásconez, ha sido el final feliz de la novela, del cuento de hadas, que han compartido desde hace como un año. 

En las redes sociales de ella, no solo hay esta historia o de las obras que entrega, los recorridos que hace o las reuniones que mantiene. También está el relato de su proceso de transformación, para convertirse en una guayaquileña más, que viste como la mayoría, con jeans rotos, con apariencia de desgastados y apretados, camisetas pegadas al cuerpo, unas de un solo color y otras camufladas, tipo militar, zapatos deportivos o muy cómodos, que dejó atrás los trajes semiformales y formales, los tacones y las carteras, que la acompañaron durante su larga carrera política. En sus fotografías y videos también se ve a una Cynthia con un tatuaje en el antebrazo, de cejas muy negras y dibujadas, que contrastan con el cabello rubio que suele usar y al cual también le ha puesto un poco de color más vivo en sus puntas. Tampoco pasa desapercibida la presencia de una mascota, un perro, al que atiende y cuida, en momentos en que muchos de los electores tienen una fascinación por el cuidado de los animales domésticos. 

Entre la exposición de su vida personal y su transformación, dentro de su misma agrupación, el Partido Social Cristiano, no puede más de la dicha al ver que tiene una aceptación de más del 70% en los sectores más populares de una de las ciudades más grandes del Ecuador, aunque eso le ha significado alejarse de sus electores clásicos, las clases más acomodadas.

Así, la emoción y el populismo atraviesan desde ya por lo que será la nueva elección en el Ecuador. Con ello se seguirá golpeando la credibilidad de la clase política y despertando las feroces críticas a la democracia por parte de los ciudadanos. 

En suma, resulta curioso, por decir lo menos, que sigan impulsando ese crecimiento irracional del populismo y la emotividad para ganar elecciones sin dar un giro al quehacer político, en un siglo que tiene nuevas y más fuertes demandas, que no alcanzan a ser atendidas ni entendidas por los políticos, y en momentos en que la democracia está en fuego cruzado ¿Acaso creen que esta fórmula mágica les permitirá seguir eternamente en el poder sin dar respuestas más profundas? La pregunta queda planteada. 

Saudia Levoyer (Ecuador) es periodista y docente universitaria de pregrado y posgrado. Ha trabajado como reportera y editora Política y de Investigación en medios de Ecuador. Actualmente mantiene una columna en El Universo. Autora y coautora de cuatro libros. Profesora de la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Ecuador. 
Twitter: @slevoyer

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