¿La esperanza le ganó al miedo?

Por Francisco Grandón

En la noche del 19 de diciembre de 2021 una oración comenzó a recorrer Chile, desde los mítines de celebración, aglomeraciones en plazas y lugares icónicos del país, en redes sociales, hasta que finalmente, recalaría en la voz del presidente electo, Gabriel Boric, quien, con un particular énfasis, la mencionaría en su discurso de celebración. “Hoy día la esperanza le ganó al miedo”, atravesó la pantalla de los millones de chilenos y chilenas que confiaron en el entonces candidato. Pero, ¿fue la esperanza la que realmente logró asestar el gran golpe al miedo que había levantado la candidatura adversaria?

Histórico presidenciales chilenas

Antes de adentrarnos en lo acontecido a fines de 2021, es necesario hacer un repaso de la participación ciudadana desde la vuelta a la democracia en lo que a elecciones presidenciales se refiere.

Tras el triunfo del “No” a la continuidad del dictador Pinochet, se realizó la primera elección presidencial en 1989, la cual contó con una participación de 6.979.859 votos y que dio por ganador a Patricio Aylwin por 3.850.571 sufragios. Luego de cuatros años y con 6.968.950 votos válidamente emitidos, se consagra presidente de Chile Eduardo Frei Ruiz-Tagle con 4.040.497 preferencias. Durante 1999 Ricardo Lagos es electo presidente con 3.683.158 preferencias de un total de 7.178.727 votantes. 

En 2005, por primera vez en la historia de Chile, es elegida una mujer como presidenta. En esta elección participaron 6.959.413 personas y Michelle Bachelet se impuso con 3.723.019 preferencias. Las elecciones de 2009 dieron por ganador a Sebastián Piñera con 3.591.182 votos de 6.958.972 votos válidamente emitidos. En 2013 Bachelet vuelve a ser electa presidenta tras la votación de 5.697.751 ciudadanos y ciudadanas, de los cuales 3.470.379 fueron para ella. En 2017 Piñera repite su presidencia obteniendo 3.796.918 votos de un total 7.032.878 sufragios. 

Primarias presidenciales

Ya de vuelta al proceso electoral presidencial de 2021, esta responde a un proceso de etapas, siendo la primera de ellas las primarias presidenciales. Aquí, diferentes bloques políticos ponen a disposición sus nombres para elegir al representante de cada uno en la elección presidencial. 

Se enfrentaron dos coaliciones, Apruebo Dignidad y Chile Vamos, con Daniel Jadue y Gabriel Boric y Joaquín Lavín, Mario Desbordes, Sebastián Sichel e Ignacio Briones, por cada una de ellas. Los resultados, para sorpresa de muchos, y con una amplia ventaja, dieron por ganadores a Sebastián Sichel y Gabriel Boric, obteniendo 49% y 60% de los votos dentro de sus coaliciones, respectivamente.

Primera vuelta presidencial

Tras ganar la primaria presidencial de la derecha, Sichel comenzó un periplo hacia el centro del electorado, vaciando y dejando un flanco abierto para que el candidato de extrema derecha, José Antonio Kast, fuera a sacar una tajada del extremo de la torta. Este último lo logró de gran manera, conquistando al votante más conservador, obteniendo una cantidad de votos similar a la obtenida por el rechazo a la nueva constitución en el plebiscito de 2020 realizado en el país, posicionándose así como el referente de la derecha tradicional más conservadora, por sobre Sichel.

El eje discursivo bajo el cual Kast elaboró su mensaje electoral se centró en el miedo, plasmándolo tras el clivaje caos versus orden. Aprovechó el desgaste de la opinión pública con las manifestaciones que dieron pie al proceso constituyente, a la violencia exacerbada por los medios en algunas regiones, al igual que las grandes olas migrantes que cruzaban la frontera norte del país, además de centrar discursivamente a Boric como representante del comunismo, partido que es ampliamente resistido en Chile. Junto a esto, blindó su mensaje de certezas e ideas radicales que, para muchos chilenos descontentos y cansados de algunas de los factores ya mencionados, encontraban sentido. 

Se posicionó como un outsider, un rechazado, un marginal que deseaba construir una nueva identidad patriota bajo la figura de la refundación de Chile. Incitó a sus seguidores y a su target a atreverse, a demostrar que no eran pocos y que si salían de dónde se encontraban escondidos –muy similar a la retórica trumpista– podían obtener un triunfo. Lo logró.

Respecto a Boric, este se centró en la esperanza, queriendo disputar el miedo con la esperanza de un nuevo Chile. Desde la perspectiva de estudio del caso particular de la campaña del candidato de Apruebo Dignidad, todo hacía parecer que habían clivajes que ya estaban agotados, debilitando así el concepto de esperanza como motor de tracción electoral. El proceso constituyente en el país había decaído en la opinión pública, por lo que la esperanza también. La exacerbación medial de la violencia, la inmigración y otros, que tantos frutos dio a Kast, parecían perjudicar a un Boric que mantenía su confianza en el concepto.

Durante un Twitter Spaces de Relato, donde conversamos con Sebastián Kraljevich, director estratégico de la campaña de Gabriel Boric, nos mencionó que el objetivo principal en primera vuelta era presidencializar al candidato, darle la prestancia necesaria debido a los ataques constantes que recibía respecto a su juventud e imagen, entre otros. Otro objetivo mencionado por Kraljevich era pasar a segunda vuelta sin importar si fuese como primero o segundo, esto siendo muy relevante considerando que una campaña electoral no solo puede responder a lograr un objetivo, asumiendo la realidad bajo la cual se desarrolla la estrategia de campaña. Si bien fue un duro golpe para el equipo de Boric, considerando la fuerza que había obtenido en primarias, el estratega de campaña explicó que era parte del proceso que se tenía en cuenta. 

Segunda vuelta

Kast no realizó muchos cambios a lo realizado durante la primera vuelta, ¿por qué modificar algo que funcionó tan bien? Mantuvo la misma tónica, miedo, caos vs orden, anticomunismo, pero agregó un par de elementos que parece terminaron debilitándolo en el transcurso del mes de campaña.
Incorporó figuras del actual gobierno que finalmente terminaron haciéndole mella. Recordemos que se erigió como un outsider político y un crítico de la debilidad de Sebastián Piñera, el presidente en ejercicio, mientras se desarrollaba la campaña, una contradicción que tuvo que intentar resolver a medida que se desarrollaba el proceso electoral.

Al erigirse como una candidatura de extrema derecha, con ideas radicalmente conservadoras, salir a conquistar un mundo más moderado lo llevó inevitablemente a recular ciertas propuestas programáticas que le habían permitido obtener visibilidad y votos en primera vuelta. Se vio en la disyuntiva si al contradecirse mantendría su electorado o esto le permitiría sumar más. Finalmente, ideas como remover el ministerio de la mujer y equidad de género, crear una zanja para evitar la llegada de más inmigrantes (muy trumpista, nuevamente) y permitir algunos beneficios estatales solo para mujeres casadas, entre otros, tuvieron que desaparecer. El programa fue reformado en su totalidad para moderarse e ir por la cantidad de votos que le permitiese ganar en balotaje. Las certezas, la seguridad y el orden presentado en primera vuelta se tambaleó ante las indecisiones.

La derrota en primera vuelta terminó por fortalecer al equipo de Boric, al igual que en el resto de las coaliciones, partidos, movimientos y ciudadanos más representados por la izquierda, centroizquierda y el centro mismo. El miedo a un gobierno fascista golpeó fuerte a los chilenos y chilenas, por lo que comenzaron a movilizarse. 

En el Twitter Spaces mencionado Kraljevich hizo hincapié en lo importante de los estudios de opinión pública. La esperanza no desapareció en la gente, pero sí el miedo era una emoción preponderante en aquellos que apoyaban la candidatura, por lo que se decidió trabajar con él. La esperanza seguía, pero el miedo parecía ser un elemento que iba a ser parte del eje bajo el cual la campaña se reestructuraría.

Este miedo, el miedo a un gobierno fascista, el miedo a perder lo avanzado desde octubre de 2019, el miedo a volver a lo mismo de siempre, el miedo a una dictadura, el miedo a que se apagara la llama de la esperanza fue la emoción motivadora para generar una tracción nunca antes vista en términos electorales.

La campaña se escapó del control de Boric y comenzaron a generarse grupos autoconvocados, La ciudadanía despertó y gracias a la gestión del equipo estratégico se logró guiar esos esfuerzos ciudadanos a un triunfo electoral.

Se fortalecieron ejes temáticos que se encontraban débiles, como seguridad, economía y salud, además de continuar su proceso de presidencialización con el fortalecimiento de su figura.

Lo autoconvocado fue más poderoso que la misma fuerza de la coalición de Apruebo Dignidad. La ciudadanía en redes despertó al minuto del triunfo de Kast en primera vuelta, mensajes en contra de un gobierno liderado por alguien de extrema derecha se tomaron las redes sociales. El miedo unió a todos.

Tras estos esfuerzos, los resultados dieron por ganador a Boric, el enfrentamiento en segunda vuelta del miedo contra el miedo dio réditos positivos para la candidatura presidencial de Apruebo Dignidad que, junto al equipo de campaña, tuvieron la capacidad de leer mejor cómo utilizar este concepto para crecer y obtener así los votos que se necesitaban para ganar la elección.

Elección histórica

Tan claro fue el triunfo de Gabriel Boric que la elección presidencial es la que ostenta actualmente la mayor participación desde el sufragio voluntario implementado en 2012: 8.362.571 votos, correspondientes al 55,6% del padrón electoral. Además, se transformó en el presidente electo con la mayor cantidad de votos emitidos, 4.620.671.

A su vez, es el mandatario electo más joven de la historia de Chile, teniendo 35 años al momento de las votaciones y asumiendo el cargo con 36 años y un mes. Boric también se transforma en el primer jefe de Estado que, tras perder en primera vuelta, termina imponiéndose posteriormente en el balotaje. Y por si todo lo anterior no fuera suficiente, rompe con el duopolio político imperante desde el regreso a la democracia al no pertenecer a las coaliciones tradicionales.

Miedo vs miedo

Finalmente, la tesis del miedo vs miedo se valida, pero trae consigo repercusiones complejas para la gobernabilidad, su base electoral que cree fervientemente en la esperanza seguirá estando junto a Boric, mientras que aquellos que se sumaron para contrarrestar el embiste fascista pueden desplegarse y ser un escollo complejo de afrontar frente a las adversidades que se puedan presentar mientras se gobierne.

Si bien, durante la disputa electoral, la esperanza parece haber sido desplazada, una vez acabada la elección la esperanza comienza a tomar relevancia y el trabajo realizado durante todos los meses ve réditos a ser el sustento principal bajo la cual el gobierno de Boric comienza a construir sus bases. El miedo venció a la esperanza electoralmente, pero es esta última la que brinda las fortalezas necesarias para construir gobierno y su estrategia comunicacional.


Francisco Grandón (Chile) es Relacionador Público y Máster en Comunicación Creativa y Estratégica. Se desempeña como consultor en comunicación política y campañas electorales, especializándose en el proceso de elaboración, construcción y desarrollo de la estrategia. Ha participado en elecciones municipales, parlamentarias y presidenciales en Chile.
Twitter: @fgrandong
Instagram: @fc.grandon

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