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La violencia y la información

Por Saudia Levoyer

Sigue ocurriendo en México y en Colombia, pero para Ecuador todavía es nuevo –o por lo menos aún lo queremos ver así–: cómo informar y debatir alrededor de la violencia producto del crimen organizado.

En un lapso menor a dos semanas, en Ecuador se han registrado varios hechos de criminalidad, pero hay tres muy graves, que atrajeron la atención incluso de la prensa internacional: el asesinato, estilo sicariato, de dos periodistas de Manabí; la desarticulación de una red de pedofilia, donde participaban ciudadanos holandeses, también en Manabí y, el bombazo en uno de los barrios populares de Guayaquil, que dejó cinco muertos, dieciséis heridos y ocho casas destruidas.

Si miramos estos hechos, y la cobertura periodística que predomina, se trata de noticias que rápidamente acaparan titulares y provocan sensacionalismo. En el debate público, automáticamente las opiniones van hacia lo peligroso de la situación y el miedo latente en varias ciudades del Ecuador, especialmente en las que tienen salida hacia el océano Pacífico, en donde se dan los principales enfrentamientos entre los grupos delincuenciales acusados de mantener vínculos con cárteles mexicanos de la droga. Tampoco faltan las discusiones políticas sobre a quién echarle la culpa de la sangre que poco a poco mancha la cotidianidad del Ecuador, las fallas en los sistemas de inteligencia, en la justicia, en la fuerza pública, en cualquier espacio. Y también hay quienes miran para otro lado, porque lo ven como un tema lejano y distante.

¿Cómo reorientar el debate entonces? Primero se debería partir del hecho que este delicado tema es de comunicación política, y que corresponde al momento en que se comunica desde el ejercicio del poder. En el caso de los partidos y movimientos políticos del Ecuador, esta etapa no existe. Nuestra experiencia es que las organizaciones solo se preparan para ganar elecciones y no para gobernar, lo que también implica que no tengan equipos de asesores para una gobernanza efectiva. O para que cuando llegan al manejo del Estado consideren que comunicar es hacer exclusivamente propaganda e imponer relatos.

Si partimos del hecho que el tema de seguridad es y debe ser parte de la comunicación política, aquello implica que deberían realizarse una serie de acciones y planes (dentro de una política pública) que se ejecuten y que puedan y deban ser comunicados, sin dejar la dosis de reserva de la información, que siempre será necesaria.

Para casos como estos, además, nunca está de más canales de comunicación directo con medios, cibermedios y líderes de opinión (sean sociales, académicos, periodísticos, etc.), a fin de explicar qué es lo que se hará, cómo y cuándo. Tampoco están de más los consejos consultivos que, por ejemplo, en épocas de enfrentamientos bélicos, han funcionado y han ayudado a mantener lógicas en los relatos. Se requiere también de transparencia y acceso a la información, a fin de que quienes trabajan en estos temas, desde diferentes campos de acción y conocimiento, tengan mayor calidad de datos y, por tanto, sus propuestas sean más sólidas.

No hay que descuidar la rendición de cuentas que se debe exigir a los gobiernos central y seccionales que, más allá de sus diferencias políticas, deberán realizar acciones conjuntas para atender a los sectores más vulnerables. Hay los organismos de control encargados de esto, pero también se necesita de una clase política responsable, que haga un seguimiento, y no solo oposición por oposición, y una ciudadanía que pida explicaciones.

Al tratarse de una problemática que no se solucionará en el corto plazo, implica que todo el país debe tener claro que este tipo de violencia puede durar décadas (sino vaya y pregunte a los colombianos y mexicanos) y que para pararla se necesitará de un esfuerzo muy grande para ayudar a los sectores menos favorecidos.

En suma, se trata de hacer y comunicar lo que se hace, en uno de los campos más sensibles de una sociedad como es la seguridad.

Saudia Levoyer (Ecuador) es periodista y docente universitaria de pregrado y posgrado. Ha trabajado como reportera y editora Política y de Investigación en medios de Ecuador. Actualmente mantiene una columna en El Universo. Autora y coautora de cuatro libros. Profesora de la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Ecuador.

Twitter: @slevoyer

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