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México, las elecciones en medio de la violencia

Por Elda Magaly Arroyo Macías

El país vivió uno de los procesos electorales más importantes de su historia al elegir, por primera vez, a una mujer como Jefa de Estado, sin embargo, los grupos criminales también estuvieron presentes acechando a políticos y candidatos.

El 2 de junio de 2024 tiene su propio capítulo en la historia política de México, este día será recordado como la fecha en la que cerca de 36 millones de votantes le dijeron “sí” al proyecto de Claudia Sheinbaum Pardo, convirtiéndola en la primera presidenta del país, pero estos comicios no solo son históricos por este resultado, sino porque lamentablemente, desde que inició el proceso electoral, la violencia no cesó y los grupos del crimen organizado acecharon a candidatos y políticos, cobrando la vida de varios de ellos.

La votación de 2024 será reconocida como la más grande que ha tenido México, pues además de renovarse la Presidencia de la República, la contienda política incluyó más de 19 mil cargos, entre ellos nueve gubernaturas, la Jefatura del Gobierno de la Ciudad de México, las cámaras de Senadores y Diputados, así como todos los congresos locales, ayuntamientos, juntas municipales y alcaldías.

Básicamente, todos los intereses políticos del país se jugaron en las urnas, de ahí el gran interés de los grupos fácticos del poder para no perder espacios o intentar imponerse sin respetar la vida democrática de México. Medios de comunicación, corporativos empresariales, asociaciones religiosas y organizaciones laborales, entre otros, expresaron sus apoyos a uno u otro proyecto político, no obstante, los grupos del crimen organizado también se hicieron presentes a través de los homicidios, amenazas e intimidaciones, con tal de influir en los resultados.

La violencia político criminal

El concepto violencia político criminal se refiere al uso de la intimidación hacia los actores políticos desde los grupos delincuenciales para influir en la política, el orden social o económico de una comunidad, así como para ejercer control sobre territorios o poblaciones. Este tipo de violencia puede incluir acciones como el homicidio; las desapariciones forzadas; los ataques armados; las amenazas; y los secuestros. Usualmente, las víctimas son los políticos, funcionarios públicos y/o sus familias.

Según Paul Watzlawick, en su libro La pragmática de la comunicación humana: un estudio de patrones de interacciones, patologías y paradojas, prácticamente “todo comunica” y esto lo tienen bien entendido los grupos criminales, que han encontrado en la intimidación, la manera de emitir un mensaje que tiene como objetivo desestabilizar a los gobiernos e imponer un régimen de terror o controlar los recursos económicos y humanos de los que se disponen.

El colectivo Data Cívica, en conjunto con el medio de comunicación Animal Político y la organización México Evalúa, realizaron el estudio “Votar entre balas”, el cual consistió en recopilar la información sobre casos en los que se registrara algún tipo de agresión a políticos desde el 1 de enero de 2018 hasta el 31 de mayo de este año, dicha evaluación señala que estas elecciones han sido las más violentas de los años recientes, pues hasta el día de las votaciones, 129 personas, entre precandidatos o candidatos, fueron agredidos y de esa cifra, 34 casos fueron homicidios. Territorialmente, los estados con mayor número de eventos violentos fueron Guerrero y Chiapas, entidades que, asoladas por la desigualdad y la falta de oportunidades, se mantienen con altos índices de corrupción.

Una historia ya conocida

Las imágenes del homicidio de Alfredo Cabrera, candidato por la coalición PRI, PAN, PRD, a la alcaldía de Coyuca de Benítez, Guerrero, inevitablemente recuerdan al asesinato del presidencial Luis Donaldo Colosio Murrieta, treinta años atrás, pues el video en donde se observa a un sujeto dispararle en la cabeza se volvió viral en poco tiempo y las comparaciones no se hicieron esperar.

Al igual que Colosio, Cabrera estaba terminando un evento masivo, saludando a los simpatizantes, entre los cuales el homicida logró pasar inadvertido, sacó un arma de fuego y le disparó en la cabeza, provocando caos y pánico entre los asistentes. La condena de los hechos se hizo de parte de las autoridades estatales y federales, sin embargo, no hay mucha claridad en la investigación, pues, el supuesto agresor fue ultimado en el sitio, además, trascendió que el político priista ya había sido objeto de amenazas y en su seguridad había oficiales de la Guardia Nacional, quienes tampoco se percataron sobre el sujeto armado.

Las historias en donde los candidatos son el personaje central de atentados mortales se está haciendo cada vez más frecuente en un país que tan solo en lo que va del año, acumula 1.331 víctimas de homicidio doloso, el equivalente a un promedio de 78 personas diariamente.

Yonis Baños, quien fuera aspirante a la alcaldía de Santo Domingo Armenta, en el Estado de Oaxaca, el mismo día de la elección, al término de la jornada electoral, fue ultimado en su domicilio, el hecho fue considerado fuera del contexto por haber ocurrido a las 00:00 horas del lunes 3 de junio, pero lo cierto es que el hombre tenía como principal actividad la política y su nombre estaba en la boleta.

La violencia electoral como crisis

La violencia es uno de los factores sociales más poderosos para detonar una crisis, pues los efectos que tiene son considerados de gravedad máxima, ya que, en muchos casos, como los narrados previamente, tiene consecuencias que implican la pérdida de una vida humana, lo cual siempre será irremplazable, además, el objetivo de quien la comete es generar desestabilización en múltiples niveles.

No podemos dejar de lado que la violencia tiene efectos psicosociales, económicos y de gobernabilidad, por ello, prepararnos no implica normalizarla, sino saber cómo actuar en caso de que se presente un escenario crítico.

Parte de la gestión de una crisis, es observar el aprendizaje de casos previos, aprendimos mucho de la tragedia de Colosio y podemos aprender mucho más de la experiencia que nos ha dejado este proceso electoral, por ello es importante documentar y explicar, pero sobre todo compartir todo lo necesario para saber cómo prepararnos para la recuperación que necesitamos como sociedad, abordando las causas subyacentes de la violencia y fortaleciendo a las instituciones encargadas de mantener la paz y la seguridad, pero también de aquellas que están encargadas de la vida política de un país.

Elda Arroyo (México) es licenciada en Letras Hispánicas por la Universidad de Guadalajara y maestrante en Administración Pública. Periodista y comunicadora especializada en Seguridad, Gestión y Atención de Crisis. Trabajó para Milenio Diario, Notisistema y Eastern Group de Los Ángeles, California, entre otros. Cuenta con formación policial, diplomada en seguridad ciudadana. Actualmente es directora de Comunicación de la Secretaría de Seguridad del Estado de Jalisco, en México.

X: @elda_arroyo | Ig: @eldaarroyo

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