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Nuevos tiempos. Viejas estrategias. Izquierda, derecha… y viceversa

“El mago Carnaval suena en las calles,
ruidosos cascabeles de ironía,
muchachos, esta noche la corremos
del brazo del placer y la alegría…” (1)

Por Marcelina Romero


La ley 26.571 -denominada “Democratización de la Representación Política, la Transparencia y la Equidad electoral”- conocida comúnmente como “la PASO” (sigla de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias), se promulgó en 2009 para regir el proceso de selección de candidaturas a cargos públicos nacionales. La misma se implementará este año durante el domingo 13 de agosto, mientras que las elecciones generales tienen fecha para el domingo 22 de octubre.

Durante estas fechas, las y los argentinos elegirán la fórmula presidencial que gobierne los próximos cuatro años, además de los cargos de Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, los gobernadores de 21 provincias, y la renovación de bancas en la Cámara de Diputados y Senadores. Todos los partidos políticos, más allá de su faro ideológico o envergadura electoral están obligados a participar.

Como tantas veces ha sucedido en ocasiones anteriores, son varios los casos donde no hay competencia interna. ¿Cuál sería entonces la utilidad de las PASO, además del gasto que demanda al Estado su puesta en práctica? Sobre este interrogante mucho se discute, sin embargo, su ejecución termina siendo efectiva dado que los partidos en competencia deben obtener en las PASO al menos el 1,5% de los votos válidamente emitidos en el distrito correspondiente a su categoría. Solo así podrán presentarse en las elecciones generales.

Por otra parte, vale aclarar que no es facultad del presidente eliminar las PASO por decreto dado que, según el artículo 99 de la Constitución Nacional, el Poder Ejecutivo Nacional no puede legislar en materia electoral.

El cuadrilátero en cuestión

La política electoral argentina todavía puede ser interpretada en términos del tradicional eje peronismo-no peronismo. Este año, la novedad llega de la mano de los medios masivos: dirigentes que surgieron en la televisión, fomentados meses atrás por los mismos políticos que hoy tratan de invisibilizarlos, políticos que especularon con los beneficios que podrían obtener metiendo a estos improvisados en el juego. Lo cierto es que en este escenario previo a las elecciones, ni la clase política ni la ciudadanía argentina dejan de recibir golpe tras golpe.

Las discusiones por las candidaturas son parte del folklore político en período eleccionario. Los partidos políticos están en medio de un ping pong entre las negociaciones y la convulsionada situación del país: Unión por la Patria (Frente de Todos), Juntos por el Cambio, La Libertad Avanza, Hacemos por Nuestro País, Frente de Izquierda, Nuevo Más, Política Obrera, Libres del Sur, Frente Patriota Federal, Principios y Valores, Demos, Frente Liber.Ar, Paz Democracia y Soberanía y Movimiento Izquierda Juventud Dignidad.

Prevalecen las alianzas, es decir, los actos discursivos utilizados para convencer a los votantes de ser la mejor opción política del gran mercado electoral y que juntos podrán modificar la realidad. Pero… luego de tantos dimes y diretes ¿cómo harán los partidos de una alianza para legitimar la selección de sus candidatos?

Una vez más quedan al descubierto las limitaciones que tienen los partidos políticos para acordar quiénes son sus representantes, quiénes representan mejor sus plataformas; se muestran poco ejecutivos a la hora de procesar los intereses o necesidades reales de la ciudadanía, sin mencionar su incapacidad para articular las tensiones políticas. Es importante comprender que la fragmentación del Peronismo, de Cambiemos (Juntos por el Cambio) y del Radicalismo son de diferente naturaleza, pero arriban al mismo resultado: poca seguridad a sus votantes. La incertidumbre es visible: no hubo claridad para definir un candidato con consenso, tanto desde el Unión por la Patria como de Juntos por el Cambio, diecinueve dirigentes políticos confirmaron su precandidatura para disputar por el sillón que hoy ocupa Alberto Fernández.

Quienes proclaman ser candidatos dentro de su partido se atribuyen cierto liderazgo, aseguran contar con ese poder, dado que esta posición de poder es condición básica para acarrear votos. En definitiva, los postulantes consideran tener personalidad atractiva, trayectoria comprobable y relaciones interpersonales eficaces, y sostienen que con este paquete de bondades son capaces de persuadir y movilizar a la ciudadanía para lograr la mayoría de votos, los necesarios para alcanzar el objetivo: la presidencia en manos de su partido.

Son varias las voces que piden una alianza estratégica, es decir, presentarse con un candidato único solo con el fin de lograr lo que individualmente les resultaría imposible. Hasta acá, podría leerse como una de las “reglas del juego”, sin embargo la gran incógnita es ¿qué sucede una vez que esta coalición o alianza toma el poder y asume la presidencia?, ¿a quiénes representan los elegidos?, ¿responden a los intereses colectivos o solo a los de sus asociados políticos? Y al final del mandato, ¿a quién se le pedirán cuentas de la gestión?

“Si el amor te trata mal,
¿qué te importa del amor?
Te ponés otro disfraz
que te oculte el corazón…
Todo el año es carnaval
a bailar, pues, y reír
qu’este mundo es un fandango
y una vez hay que morir…” (*)[1]

¿Quiénes están en el ring?

Se presentaron diecinueve fórmulas presidenciales para competir el 13 de agosto próximo.

La fuerza política que representa al oficialismo -Unión por la Patria- presentó dos listas de precandidatos a sentarse en el sillón de Rivadavia. Por un lado, competirán el ministro de Economía de la Nación, Sergio Massa, acompañado por el jefe de Gabinete nacional, Agustín Rossi. Sus contrincantes son el dirigente social Juan Grabois acompañado por la socióloga Paula Abal Medina. 

Por su parte, Juntos por el Cambio también disputará en internas con dos listas: por un lado, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta (PRO), acompañado por el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales (UCR); y por el otro, se presentará la exministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich (PRO), con el exdiputado de la Nación, Luis Petri (UCR). 

En el Frente de Izquierda y de Trabajadores (FIT) competirán Myriam Bregman y Nicolás del Caño (PTS) vs Gabriel Solano (PO) y Vilma Ripoll (MST).

Demos dirimirá su candidato en una interna entre Julio Bárbaro – Ramona Pucheta y Nazareno Etchepare – Fernando Lorenzo.

La Libertad Avanza tendrá como candidatos a los diputados nacionales Javier Milei y Victoria Villarruel. 

Por la alianza Hacemos por Nuestro País, se presentará el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, acompañado por el diputado nacional Florencio Randazzo. 

El Nuevo Más presentará la fórmula integrada por Manuela Castañeira y Lucas Ruiz.
Política Obrera irá con Marcelo Ramal y Patricia Urones.

Libres del Sur tendrá en su lista a Jesús Escobar y Marianela Lezama Hid.

El Movimiento de Izquierda Juventud y Dignidad enfrentará en internas a Raúl Castells – Adriana Reinoso y Santiago Cúneo – Gustavo Barranco.

Frente Principios y Valores propondrá a Guillermo Moreno y Leonardo Fabre.

Paz, Democracia y Soberanía tendrá por candidato a Mempo Giardinelli y Bárbara Salernou.

Frente Liber.ar irá con Pablo Gobbi y Julio Archet.

Y Frente Patriota Federal encabezará su lista con César Biondini y Mariel Avendaño.

Evitar…
Hay algo que la ciudadanía argentina debe tener en claro en estas elecciones: el gran objetivo será EVITAR.

* Evitar que regrese el autoritarismo.

* Evitar que los intereses que representan el dinero ocupen los lugares que deben permanecer en manos de la voluntad popular.

* Evitar que se desmorone el castillo de la democracia.

Es imperioso seguir apostando a una sociedad gobernada por la mayoría lograda con los votos.

Aboguemos porque las mayorías sociales se consoliden como mayorías públicas. Que hombres y mujeres apasionados por la democracia participen con su voto, para cuidar la credibilidad y legitimidad de la democracia que tanto nos costó recuperar.

Marcelina Romero (Argentina) es abogada, consultora política y comunicadora feminista reside en Estados Unidos, corresponsal de medios nacionales e internacionales. Máster en Comunicación Política y Gobernanza Estratégica, George Washington University, miembro de la Red de Politólogas. Fundadora Radio Radar U.S.

Twitter: @lmarcelinaromer

Instagram: @marcelinaromero


[1] Todo el año es carnaval, tango de Dante Linyera y Julio De Caro.

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