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¿Cómo interpretar la realidad? Los frames del movimiento feminista

Por Ema Zelikovitch

El movimiento feminista ha demostrado en múltiples ocasiones su capacidad de proponer una forma de leer la realidad y ofrecer una interpretación acerca de las violencias basadas en género. Esto es: el movimiento feminista tiene la capacidad de establecer marcos interpretativos de la realidad.

El No es no del 2009, el Ni una menos de 2015, el Me too de 2017 y el Se acabó de 2023 son consignas de amplia resonancia a nivel mundial. Estas consignas concentran momentos históricos: sucesos, denuncias, reivindicaciones. Son el resultado de un largo proceso de construcción colectiva que se fue haciendo carne, que se fue explicitando a medida que avanzaban las luchas feministas y su capacidad de enunciar sin titubeos los problemas de un sistema de prácticas y creencias: el patriarcado.

En el año 2009 el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer lanzó una campaña titulada “Say no to violence against women” (“Di no a la violencia contra las mujeres”) donde, entre otros muchos temas relacionados con la violencia de género, se trataron los abusos sexuales. En un spot donde la imagen de la campaña era la actriz Nicole Kidman, se animaba a todas las mujeres del mundo a decir ‘NO’. El No es no, a día de hoy, es una de las consignas más relevantes del movimiento feminista.

Chiara Páez, una chica argentina de 14 años, fue asesinada a golpes por su novio. Estaba embarazada y, en contra de la voluntad de su pareja, se negó a abortar. Este feminicidio fue el detonante del movimiento Ni una menos, consigna que se extendió a otros países, que puso los feminicidios en la agenda pública. Logró que el Estado, por primera vez, difundiese estadísticas públicas y ampliase mecanismos de prevención y ayuda a las víctimas de violencia. Tal fue el impacto que, en el año 2015, la Corte Suprema de Justicia de la Nación creó el registro nacional de femicidios.

El Me too fue utilizado por primera vez por una activista llamada Tarana Burke, que bautizó así en 1997 su esfuerzo para ayudar a mujeres víctimas de abusos. En octubre de 2017, la actriz Alyssa Milano utilizó el hashtag en Twitter unos días después de las primeras revelaciones sobre violaciones y abusos sexuales cometidos por el productor de Hollywood Harvey Weinstein, que fue condenado por la justicia por agresión sexual y violación.

Más recientemente, en España, el beso que le dio Luis Rubiales, el que fuera presidente de la Federación Española de Fútbol, a Jenni Hermoso, jugadora de la selección española de fútbol, la misma noche en la que ganaron el Mundial, dio lugar a un amplio y contundente repudio que se manifestó masivamente. Tras el discurso de Rubiales, en el que criticaba al movimiento feminista y se negaba a dimitir, una oleada de Se acabó ponía fin a su presidencia y denunciaba prácticas de abuso y violencia constantes en el mundo del deporte. El caso hizo que instituciones judiciales y organismos deportivos tomaran medidas para suspenderlo provisoriamente, así como otras que están a la espera de ser puestas en marcha.

Estas acciones han logrado, entre otras cosas, que la violencia a gran y pequeña escala, los pactos de silencio y la impunidad se hagan evidentes en los últimos años, aunque siempre existieron. Hoy son claramente intolerables ciertas conductas que años atrás estaban naturalizadas. Si esto cambió es porque las mujeres pusieron sus experiencias en común para entender que la violencia que sufre una mujer por ser mujer la sufren todas las mujeres del mundo y, una vez ahí, en esa identificación colectiva, pudieron señalar y nombrar esa realidad. El movimiento feminista logra eso: conversar, identificar, nombrar y transformar. Leer el contexto y nominar los fenómenos es clave en la lucha política.

Las consignas anteriormente mencionadas tienen la relevancia que tienen porque sintetizan, en una idea, lecturas sociales y formas de comprender la realidad que fueron elaboradas de manera colectiva a partir de vivencias individuales. Esa interpretación del mundo, que delimita los fenómenos sociales, culturales y políticos para comprenderlos, es a lo que se llama marco o frame.

Las definiciones de marco son múltiples. El mapa del surgimiento y primeras aplicaciones de este concepto es amplio. Por traer solamente algunos ejemplos, cabe mencionar a Gregory Bateson, a Ervin Goffman y a Paul D’Angelo. Bateson, como lo menciona Nadia Sabrina Koziner en su artículo Antecedentes y fundamentos de la teoría del framing en comunicación, establece que el frame es para “explicar el fenómeno de interpretación en la recepción de los mensajes que se desarrolla en un proceso comunicativo, en decir, por qué las personas atienden determinados aspectos de la realidad e ignoran otros”. Por su parte, Goffman, también como refiere este artículo, define que la existencia de marcos o esquemas primarios permite que los individuos comprendan la información sensorial y elaboren una primera organización de los acontecimientos percibidos.

Posteriormente este concepto adquirió una significación más amplia. El campo de estudio de los movimientos sociales realiza una contribución relevante al concepto del frame pensado desde la comunicación. Una definición concreta que es interesante en este sentido es la de Paul D’Angelo: “Los frames son el punto de partida para estudiar y comprender las distintas formas en que se presenta una realidad o, en otros términos, para analizar el punto de vista que se ofrece sobre un hecho o situación particular”. En esto los movimientos sociales son claves.

Por otra parte, William Gamson identifica tres componentes de los marcos: la injusticia, la agencia y la identidad. Como expone Paola Ingrassia en el artículo El Framing en Argentina. Propuesta de reflexión desde sus principales fundamentos epistemológicos hasta la actualidad, Gamson analiza la conciencia política que sustenta la participación en una acción colectiva y es en esa acción colectiva que identifica estos tres conceptos.

A partir de estas referencias, y tal y como se mencionó anteriormente, se puede deducir que los frames conforman, privilegian, una manera de ver el mundo frente a otras maneras y ofrecen una serie de creencias y significados que sugieren una acción.

En el caso del movimiento feminista, la indignación moral se transforma en conciencia política; la identidad colectiva compartida permite involucrarse en un conflicto o disputa política, permite construir un “nosotras” que se configura como el agente colectivo y un “ellos” que presenta intereses contrarios; y la acción colectiva presenta la posibilidad de cambiar las condiciones. Es así que el movimiento feminista pasó a ser agente de cambio.

La construcción de conciencia política a partir de la indignación, la identificación de un “nosotras” y la legitimidad que adquiere como agente de cambio logró que el movimiento feminista tuviera un efecto muy concreto en la manera de leer la realidad, en las acciones de protesta tomadas y, como consecuencia, en la política pública. El movimiento feminista es por excelencia generador de un nuevo marco de referencia, de un nuevo frame.

La incidencia social, mediática, digital y política de estos casos es innegable y los marcos de interpretación que propuso el movimiento feminista son acertados e irrefutables. El movimiento feminista logró, en múltiples ocasiones, legitimar ampliamente el repudio hacia la violencia de género y convertir estos casos en problemas públicos. La acción colectiva logró incidir en la construcción del significado de los acontecimientos y en la definición de políticas públicas concretas. Quizá ahí resida la mayor valía del movimiento feminista: en su habilidad, resistencia y originalidad. Su éxito político se demuestra día a día.

Ema Zelikovitch (Jerusalén, Israel) es graduada en Filosofía y magíster en Liderazgo Democrático y Comunicación Política por la Universidad Complutense de Madrid, España. Diplomada en Comunicación Política por la Universidad Austral de la Provincia de Buenos Aires, Argentina. Actualmente reside en Montevideo, donde se desempeña como asistente académica en el Prorrectorado de Extensión y Actividades en el Medio de la Universidad de la República con perfil de comunicación política y estratégica y como asistente técnica del Equipo de Comunicación del Departamento de Gestión Humana de la Intendencia de Montevideo.

Twitter: @EmaZel / Instagram: @ema.zel

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