Por José Mendoza de Anda
Morena se encuentra en un momento de reflexión sumamente interesante, partiendo de la concepción propia de lograr conquistar los dos últimos bastiones que le quedan al Partido Revolucionario Institucional (PRI), pero, las divisiones a su interior, tal como sucedió en el 2021 en Nuevo León, pueden llevar al oficialismo a perder la antesala de la elección presidencial del 2024.
El camino no es sencillo, ambos candidatos de Morena y aliados ya son conocidos, hemos de recordar, que tanto como Delfina Gómez, así como Armando Guadiana en 2017 fueron derrotados por sus adversarios, lo que pone en tela de duda si, ahora, seis años después la misma carta puede ser presentable y ganar.
La apuesta es clara, esperar que luego de estos seis años y con palmares en la bolsa la historia sea distinta. Cabe resaltar que en el 2017 Delfina Gómez quedó por muy poco detrás de su adversario, Alfredo del Mazo, quien se hizo con la gubernatura gracias a los votos de la coalición, pero, en un frente a frente Morena y PRI mantienen números muy parejos, por lo que hoy, pensar que el priismo solo puede resguardar su bastión es poco creíble, dándole así, una ventaja considerable a Morena y aliados.
Por otro lado, Guadiana igualmente viene del Senado, pero a diferencia de Delfina, su carta de presentación y la fractura la coalición ponen en riesgo el triunfo de Morena en Coahuila.
Morena gobierna hasta hoy 21 de los 32 estados federales, por lo que las elecciones de junio podrían terminar por debilitar a la oposición y con ello afianzar el discurso presidencial de progreso de la Cuarta Transformación y asegurarle a Morena seis años más de gobierno, inclusive, hasta una permanencia histórica en la silla presidencial.
Coahuila y Estado de México tienen una cierta tendencia y respaldo a votar por los partidos de oposición al actual gobierno federal, en específico por el PRI, por lo que el pensar que si estos estados pasan a la colección de Morena dejarían en la penumbra al Revolucionario Institucional y a la oposición dejándole así el camino libre al 2024.
Pero para que esto suceda primero se debe pensar en ganar Estado de México y Coahuila, donde el primero, es el más complejo por su estructura social y por el nivel de población que mantiene (16.992.418 habitantes), siendo así la joya de la corona en las elecciones próximas pues cuenta con el padrón electoral más grande (12.724.164 electores).
Recordemos que el Estado de México ha estado dominado durante décadas por el PRI (casi un siglo), en especial por su Grupo Atlacomulco, donde gubernatura tras gubernatura logran hacerse del control estatal, pero ahora, con una alianza con Acción Nacional y con el PRD ponen en duda el posible triunfo de Alejandra de Moral, ¿por qué? Las visiones del discurso son muy distintas, mientras que el PAN quiere dinamitar la imagen del presidente López Obrador, los priistas buscan construir un discurso de unidad y progreso.
El clima de polarización que se vive a nivel nacional puede convertirse en uno de los factores más importantes a la hora de votar, a este nivel de división que se vive entre los “fifís” o “chairos”, nos llevan agregar el factor García Luna, por lo que Morena, puede llevar a la cancha que mejor maneja (la de la división) a los ciudadanos que están aún indecisos.
Estamos por vivir una elección de percepción, donde el rumor, la política ficción y las buenas estrategias de comunicación serán parte fundamental a la hora de buscar el voto popular. La lógica nos dice que es momento de terminar con el dominio del priismo y aprovechar la coyuntura que viven, pero debemos poner atención a la historia propia del PRI, cuando muchos los creen muertos reviven de las cenizas, solo es cuestión de voltear a ver a Nuevo León donde han logrado poner de rodillas al gobierno estatal para negociar con ellos.
Las elecciones de junio próximo no son cuestión menor, estamos por vivir una elección histórica donde habrá consecuencias directas a la vida democrática y a la cultura política nacional. Aquí se está en juego el futuro inmediato en el acomodo de las fuerzas políticas de México. ¿Vivir o morir? No hay una segunda oportunidad.
José L. Mendoza De Anda (México) es licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Maestrante en Administración Pública. Consultor político en Nuevo León.
Twitter: @PepeMendozaMx