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Los hijos de Sherezade

Por Marcel Lhermitte

Cuenta la historia que el sultán Shariar, producto de que había encontrado a su esposa en brazos de uno de sus sirvientes, decidió castigar la infidelidad femenina de la forma más brutal que se le pudo ocurrir: asesinándolos y ordenándole a su visir que cada día le trajera una joven virgen, para casarse y degollarla en la misma noche. Hasta que un día llegó a su vida la hija mayor del visir, la bella Sherezade.

Nuestra heroína se casó con el sultán y al llegar la primera noche comenzó a narrarle una historia. Poco antes del amanecer la joven interrumpió sus palabras y prometió continuar su relato al día siguiente. Fueron tan encantadoras las palabras, cargadas de emoción y plagadas de aventuras, que la semilla de la expectativa se plantó en Shariar. El sultán no podía matarla, era necesario seguir descubriendo este nuevo mundo que vivenciaba nítidamente a través de la palabra. 

A lo largo de mil y una noches Sherezade se valió de sus encantos: el encanto de la voz, del tono, de los silencios y de la gestualidad; el encanto de la narración en su conjunto. De su relato dependía su vida, de sus palabras conseguir los objetivos que logró concretar casi tres años después.

El final de esta historia dice que Sherezade sobrevivió al sultán, este no pudo asesinarla y por el contrario, la amó, tuvieron hijos y vivieron felices hasta el fin de sus días. Nuestra heroína persuadió a través de la palabra y del relato, la conducta asesina de Shariar.

Este otrora maravilloso cuento persa, del siglo IX, se convierte en una historia espeluznante a los ojos de quienes nacimos más un milenio más tarde, ya que se trata de un hombre poderoso, asesino serial, feminicida, machista, que goza de impunidad y que, pese a ser reconocidos socialmente todos sus crímenes ni siquiera parece recaer sobre él una condena social, entre otras muchísimas lecturas que se pueden hacer al respecto.

Pero Las mil y una noches es un excelente ejemplo para graficar la importancia que tiene el relato en nuestra vida y para entender también que cada narrativa tiene su tiempo y su lugar, que los mensajes siempre serán decodificados de forma diferente, de acuerdo a las características particulares de los receptores, de su cultura, sus saberes, idiosincrasias, etcétera.

Desde que nacemos estamos sometidos a narrativas que nos marcan la vida y que nos dejan determinadas enseñanzas vinculadas a nuestra conducta particular y a nuestro rol en la comunidad que integramos. Muchas de ellas son configuradas con el objetivo de guiar nuestras acciones en sociedad.

La política no es ajena a esto, por el contrario, la narración de historias se ha constituido en una herramienta sustancial de la comunicación política, tanto en las campañas electorales como en los gobiernos, partidos, movimientos, organizaciones, etcétera.

“Un relato es una herramienta de comunicación estructurada en una secuencia de acontecimientos que apelan a nuestros sentidos y emociones. Al exponer un conflicto, revela una verdad que aporta sentido a nuestras vidas”, dice el profesor de storytelling Antonio Núñez, en su libro ¡Será mejor que lo cuentes!  

La estructura del relato político tiene los mismos elementos que la del relato literario: un héroe y un enemigo; la presencia de amenazas latentes; una trama, que debemos presentar de acuerdo a los objetivos persuasivos que busquemos; un inicio, un nudo y un desenlace. También llegará a nuestros oídos y vista provisto de mitos, ritos, arquetipos, metáforas, parábolas, marcos, etc. que harán más fácil la decodificación del mensaje que nos quieren hacer llegar.

Un capítulo aparte merecería la construcción del personaje político, del héroe. Respetando las características personales que el candidato o gobernante tenga, es habitual que se busque fortalecerlas desde la comunicación. Ejemplos claros de ello son mandatarios que tratan de mostrar cercanía, y desarrollan acciones donde podemos observarlos, a través de los medios o en redes sociales, en contacto directo con la gente, almorzando en restoranes de precios moderados, viajando en transportes colectivos, etc. En su momento tanto el expresidente argentino Mauricio Macri o el mandatario uruguayo Luis Lacalle Pou, entre otros, han usado este recurso. También hay políticos que construyen su personaje en base al éxito y el poder, como Donald Trump; el liderazgo y la fortaleza, Vladimir Putin; o el joven millennial y rebelde, Nayib Bukele.

Tan importante como los héroes son los enemigos, que se constituyen en la principal causa por la que debemos unirnos para enfrentar el mal. Para graficarlo con casos concretos: los gobiernos chavistas así muestran a las administraciones estadounidenses; o los gobiernos anteriores de signo ideológico contrario para la gran mayoría de los actuales oficialismos latinoamericanos, resultan ser los depositarios de todos los males. 

Desde los héroes, protagonistas principales de la historia, partirán gran parte de los mensajes que constituirán la narrativa de los gobiernos. Detrás de ellos estará trazada una planificación estratégica que buscará generar consensos en la población, pero fundamentalmente tratará de alcanzar los objetivos políticos trazados a través de técnicas de persuasión. 

Pero el relato político deberá convivir en un espacio en donde confrontará con otros relatos diferentes, provenientes de emisores que promueven otras ideas, que representan otros valores y tienen otros objetivos. Uno prevalecerá sobre los demás y se instalará en la opinión pública, conquistando apoyos y votos. 

Resultará vital entonces el contar con una estrategia si queremos alcanzar el éxito político, en campañas electorales o comunicación de gobierno, y que sobreviva nuestro relato. No en vano escribía el autor uruguayo Eduardo Galeano, en el texto Sherezade de su libro Mujeres, que “del miedo a morir nació la maestría de narrar”. 

Marcel Lhermitte (Uruguay) es periodista, licenciado en Ciencias de la Comunicación y magíster en Comunicación Política y Gestión de Campañas Electorales. Ha sido consultor en campañas electorales en América Latina, el Caribe y Europa. Asesor de legisladores y gobiernos locales en Iberoamérica. Autor de los libros La Reestructura. La comunicación de gobierno en la primera presidencia de Tabaré Vázquez La campaña del plebiscito de 1980. La victoria contra el miedo. Es columnista del semanario Voces de Uruguay, El Post Antillano de Puerto Rico, El Siglo de Guatemala, El Hurón de España y Nuestra República de Francia.
Twitter: @MLhermitte
Instagram: @marcel_lhermitte
 

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