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Morena aplastó a la oposición

Por José L. Mendoza De Anda

Desde hace un par de meses se visualizaba lo que sucedió el pasado domingo 5 de junio. Morena y sus partidos aliados lograron hacerse de tres gubernaturas seguras, más otra ganada pero que se puede ir al Tribunal Electoral; mientras que la oposición de Va por México que aglutina al PAN, el PRI y a un débil PRD, consiguió dos gubernaturas.

Este era un escenario que se esperaba, era bien sabido el cómo se iba a desarrollar el calor de la elección, tanto por los acuerdos políticos que fueron inminentes, así como por el impulso social que venía día tras día ensalzando la elección.

Durante los meses de campaña se vivió de todo, sobre todo encontronazos nacionales que iban marcando la agenda de la elección. Cada día que pasaba se veía mas la operación tanto del oficialismo, así como de la oposición; ambos echaron toda la carne al asador buscando, uno defender sus terruños y otro, robarle lo que por privilegio de mandato popular ha pactado.

Diputados federales, locales, senadores, gobernadores, miembros de gabinete, mujeres y hombres de Estado, dirigentes de partido y estructuras electorales se dieron cita en los seis estados que estaban en competencia, enfocándose prioritariamente en las gubernaturas; lo que dejaba entrever la importancia que tenía esta antesala de la sucesión presidencial del 2024.

Se llegó al domingo 5 de junio y todos los ojos estaban puestos en los estados de Aguascalientes, Tamaulipas, Oaxaca, Durango, Hidalgo y Quintana Roo; era una verdadera verbena, todo un algarabío democrático. La mayoría ya visualizaba lo que se venía.

Se vivió una jornada, que dentro de los parámetros se puede calificar de “normal”, claro que con incidencias “comunes” en cualquier elección. Esos “accidentes” mediáticos de operación tanto en aire como en tierra; viejas costumbres que no se han podido erradicar y que los grupos políticos siguen utilizando para intimidar o promover el voto hacia un candidato en específico. 

Los amigos y el partido del presidente, Andrés Manuel López Obrador, lograron hacerse de la victoria en cuatro de los seis Estados que estaban en disputa. Aplastaron totalmente al Partido Acción Nacional (PAN), Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido de la Revolución Democrática (PRD) y a un Movimiento Ciudadano, que en la victoria ha encontrado su discurso triunfal.

Quintana Roo y Oaxaca eran Estados seguros para el presidente, el primero representa el futuro de la visión presidencial con el Tren Maya, por lo que desde la llegada de López Obrador el Estado ha mantenido una tendencia favorable para Morena y aliados, permitiendo así que Marina Vitela saliera avante en los comicios.

El segundo, Oaxaca, es uno de los estados más pobres de México y uno de los que recibe la mayoría de los programas de beneficencia social que ha venido impulsando el Gobierno Federal, por lo que era inminente que el clientelismo político impactaría proporcionalmente al resultado de la elección. Así Salomón Jara es ahora gobernador electo.

Hidalgo, era uno de los últimos bastiones del Partido Revolucionario Institucional que por casi un siglo gobernaba la entidad, hasta que Omar Fayad, actual gobernador cedió la estafeta estatal a Morena y que en meses próximos ungirá como gobernador a Julio Menchaca, uno de los políticos de mayor confianza de presidente López Obrador.

Y la joya de la corona, el último salvavidas de Acción Nacional, Tamaulipas, que ahora pasa a las manos de Morena con el doctor Américo Villarreal y con ello, se inicia la debacle de la oposición hacia el 24.

PRI, PAN y PRD insisten que “hay tiro para el 2024”, la realidad es que al haber ganado solo Durango con Esteban Villegas y mantener Aguascalientes con Tere Jiménez, los deja mal parado, malheridos y sin esperanzas a la sucesión presidencial.

Las pasadas elecciones nos dejan una profunda reflexión, donde solo se puede entender a Morena como una verdadera aplanadora. Llegarán con gobiernos estatales, congresos locales y un sequito que está convencido de la Cuarta Transformación. Con estos elementos es claro que no hay forma de que el proyecto de Regeneración Nacional pierda la Presidencia.

Son favoritos y si la oposición no hace algo pronto pueden estar seguros de que el barco será absolutamente controlado por Morena y sus aliados.


José L. Mendoza De Anda (México) es licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Maestrante en Administración Pública. Consultor político en Nuevo León. 
Twitter: @PepeMendozaMx

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