Search
Close this search box.

¿Y si gobernamos desde lo que nos une?

Por Giulianna Rodríguez Cuadros

La crisis de tránsito de poder a nivel mundial y a nivel latinoamericano, puede influir marcadamente en algunos países que tienen debilidad en sus clases políticas y que afrontan consecuencias de sus procesos históricos y sociológicos. Revisemos el caso de Perú.

En tiempos en los que hay una evidente crisis de tránsito de poder a nivel mundial y que aparentemente la globalización entró en conflicto, es imprescindible preguntarnos ¿en qué mundo viviremos?

La respuesta a esta pregunta podría parecer fácil, pero lamentablemente no lo es. Lo que nos debe quedar claro es que se vienen fragmentando las reglas de juego que regían anteriormente el orden económico y geopolítico en el mundo y, Latinoamérica no está exenta de este proceso. Por esta razón, los países vienen discutiendo cómo enfrentarán este nuevo contexto internacional.

Mientras ello ocurre, países como Perú, también atraviesan una crisis de tránsito de poder local que parece no tener solución a la vista. Lo más preocupante de esta situación es que la clase política peruana no tiene la capacidad de entender los desafíos que plantea el panorama internacional, y menos aún las necesidades actuales del país.

Si bien esta crisis recrudeció exactamente hace más de un año, cuando fue electo su expresidente, Pedro Castillo, esta se ha agudizó hasta el extremo en el que, tanto el gobierno como la oposición, venían “pateando el tablero”, con acciones poco democráticas que han llamado la atención de organismos internacionales y de diferentes líderes políticos de la región.

Un ejemplo claro de esto es la reciente visita de una misión de la OEA, que arribó al país andino para reunirse con las fuerzas políticas locales y elaborar un informe con diferentes recomendaciones para mejorar la gobernabilidad de la nación.

Sin embargo, lo que el informe tal vez no logró recoger fue la percepción que tienen millones de peruanos, que vieron en el gobierno de Castillo la oportunidad de un gran cambio y, hoy piensan que se equivocaron porque fue una administración que representó políticamente “más de lo mismo”.

Así la desesperanza de la población continúa intacta y ante ello, muchos políticos -de derecha y de izquierda-, así como analistas, se pronuncian y proponen diferentes alternativas para superar esta crisis. Lo que pocos reconocen es que las últimas elecciones peruanas produjeron una irrupción del establishment y, que es imprescindible que el país atraviese este tránsito de poder para tomar conciencia sobre la necesidad imperante de mejorar su clase política.

Castillo logró en Perú, lo que Hillary Clinton no pudo lograr en Estados Unidos en el año 2016. El exmandatario rompió “el techo de cristal” y por ello, el temor y la incertidumbre de la élite política son enormes. Este maestro rural puso en jaque mate a la derecha política peruana y también, a la clase empresarial que no tuvo ni tiene la capacidad de reaccionar y trabajar con un gobierno distinto al de derecha. En ambos casos, la única solución que plantearon -desde el inicio de este gobierno- fue sacarlo del poder. Nunca aceptaron otra salida.

Este es el difícil contexto en el que Castillo -presionado por los constantes debates pro vacancia- pretendió dar un golpe de Estado que terminó autoeliminándolo del gobierno. Unos lo llaman autogolpe, otros, suicidio político. Lo cierto es que este escenario conflictivo dio pase a la asunción del mando de Dina Boluarte, la primera mujer presidenta del Perú.

Nuevos bríos para este país, pero temporales. Al cuarto día de su mandato. Boluarte se vio obligada a anunciar un adelanto de elecciones peruanas para el 2024 y, una propuesta de reforma del sistema político. Esperemos que cese la convulsión que se viene presentando durante sus primeros días de gobierno.

Mientras continúan estas discusiones en la opinión pública peruana, planteemos una alternativa. En lugar de continuar enfrascados en las diferencias que dividen a los ciudadanos de este país ¿por qué no se identifican los aspectos los unen? Tal vez, esto permitiría identificar algunos puntos de encuentro que, por ahora, son tan difíciles de encontrar por los actores involucrados.

Empero, esta opción será viable en tanto se cumplan dos condiciones: la voluntad política y la comunicación sincera en un espacio neutro, representativo y que asegure la transparencia durante el proceso de negociación de todas las fuerzas políticas.

Esperemos, por el bien del país y de sus ciudadanos, que ello ocurra pronto. Ningún país merece que la clase política piense en sus propios intereses y postergue las demandas legítimas de sus ciudadanos.

Giulianna Rodríguez Cuadros (Perú) es comunicadora social y maestra en gestión pública. Cuenta con más de quince años de experiencia en diferentes entidades gubernamentales de Perú. Es consultora en organismos internacionales. Experta en asuntos públicos, resolución de crisis y conflictos, tanto políticos como sociales. Ejerce docencia en la maestría en Gobierno y Políticas Públicas de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y en la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de San Martín de Porres (USMP), entre otras.

Twitter: @GiuliannaRC

LinkedIn: @Giulianna Rodríguez Cuadros

Instagram: @giulianna_rodriguez_cuadros

Compartir
Facebook
Twitter
LinkedIn
lo último

Nuestra apuesta a la formación

Como todo año que comienza, recibimos el 2024 con mucha expectativa, con nuevos proyectos y muchos sueños por cumplir. Marzo

La unidad del cobre

Un joven sonriente, alzando el brazo con la bandera chilena y vistiendo pantalones largos es la imagen icónica que elaboró