Argentina: un escenario dinámico y abierto

Por Marina Acosta

Este año Argentina atravesará un nuevo ciclo electoral que volverá a activar el clivaje cambio o continuidad que hará que la ciudadanía deba optar por la elección de proyectos políticos diametralmente opuestos.

El escenario preelectoral presenta actualmente un conjunto de características distintivas. Se registra un desinterés segmentado hacia el proceso electoral con un alto porcentaje de ciudadanos/ciudadanas que aún no pueden elegir un espacio político (indecisos/as). Se constatan, además, demandas fuertes hacia todo el sistema político (gobierno y oposición): el electorado pide a sus representantes más firmeza y decisión en la resolución de problemas concretos. Las dos grandes coaliciones (Frente de Todos y Juntos por el Cambio) experimentan conflictos y diferencias a su interior en un contexto socioeconómico muy complejo signado por el rígido corsé a la política económica que impone el Fondo Monetario Internacional tras la onerosa deuda tomada por la administración macrista (2015-2019) y una tasa de inflación altísima con ingresos reales deteriorados. El gobierno aún no puede resolver el problema distributivo, las expectativas económicas de la opinión pública son pesimistas y tanto en los estudios cuantitativos como en los cualitativos encontramos una marcada incertidumbre social.

El problema de la representación política tampoco es menor. Si bien se advierte un descontento generalizado de la ciudadanía respecto de las condiciones de vida, la oposición no ha podido sacar rédito de ello. En gran parte porque sus principales dirigentes, con movimientos estrictamente individualistas, disputan desde hace tiempo las candidaturas para la carrera presidencial. La coalición opositora vive también su propia interna y no ha sido capaz hasta el momento ni de ofrecer una plataforma programática para afrontar la crisis ni de construir marcos interpretativos (frames) inteligibles y persuasivos. La pobreza argumental es otro de los factores que le impide lograr apoyos cuantitativos.

Con todo, lo más preocupante parece ser el avance y radicalización de la extrema derecha. El fenómeno sigue la línea de lo que sucede a nivel global. En Argentina su presencia está sobredimensionada por el espacio que la prensa concentrada brinda a sus referentes y por la acogida que ha tenido en una parte del segmento joven que hoy es el que más alejado está de la política. Su discursoprimitivo, negacionista, xenófobo, homofóbico y antiderechos se vuelve peligroso para la vida institucional; la izquierda no puede contrarrestarlo porque continúa estancada.

Las pautas básicas del acuerdo democrático definidas en 1983 se quebraron a fines de 2022 cuando la vicepresidenta Cristina Fernández sufrió un atentado en la puerta de su casa. El hecho constituye uno de los acontecimientos más graves en la historia institucional del país y no debe ser solo comprendido en su singularidad si no que hay que ponerlo en relación con un contexto de proliferación de discursos de odio, cada vez más direccionados a la ultraderecha y que instigan, legitiman y habilitan formas de violencia indiscriminada.

El factor Cristina

En todos los análisis que se hacen del escenario electoral la incógnita siempre es la misma: qué hará la vicepresidenta. Su liderazgo permanece intacto en una base que está a nivel bastante constante en términos históricos: es muy firme en alrededor del veinticinco y treinta por ciento, el segmento peronista decidido y más politizado, en el que no tiene competencia interna y es el principal vector ordenador. Luego, se despliega en un segmento blando que es habitualmente votante peronista, pero es de opiniones moderadas, menos ideológicas, que ha sido muy golpeado por la situación económica y de ingresos, pero la conoce y tiene referencia en su capacidad y liderazgo. Allí los atributos de mujer fuerte son importantes; es ahí donde la experiencia del Frente de Todos, insatisfactoria en muchos sentidos, le resta capacidad delegativa de ungir a otro candidato.

Por cierto, es la dirigente sobre la cual gravita desde hace años la política argentina. Lleva más de quince años en el máximo nivel de exposición y conflicto (casi desde que asumió la Presidencia en 2007) y eso no es inocuo en materia de desgaste. Los ataques que sufre desde el ámbito corporativo y judicial la van deteriorando.

Hoy su principal llamamiento está dirigido a la sociedad en general y al peronismo en particular (gobernadores, intendentes, movimiento obrero, fuerzas políticas) para que se revise el avance corporativo sobre el sistema democrático argentino y se restituya el pacto de 1983 respecto del nivel de violencia política, con graves y evidentes retrocesos. También pretende recomponer el poder político para establecer un nuevo tipo de acuerdo con los actores nacionales (trabajadores y empresarios) que restituya un modo de inserción soberano en un complejo contexto internacional que amenaza con abalanzarse sobre la renta de los recursos naturales de la Argentina.

La dificultad radica en que la debilidad del Gobierno, por su incapacidad para administrar el conflicto distributivo, le quita vigor al peronismo de cara a la construcción de una mayoría electoral. Así y todo, Cristina es la dirigente que individualmente tomada tiene mayor intención de voto. Va a depender de la capacidad de regeneración del movimiento peronista el hecho de que se agreguen los votos necesarios que permitan reconstruir una mayoría.

Perspectivas

Naturalmente, mientras más cerca de la elección estemos se producirá el ordenamiento y acuerdo al interior de las dos grandes coaliciones. El otro interrogante es si se dará o no un proceso de polarización del electorado siguiendo el fenómeno que se viene registrando a nivel regional.

Es en el amplio contingente de la ciudadanía que no define posicionamiento ideológico (necesariamente lo tiene, pero no lo expresa en los cánones del mainstream) donde resta definirse la opción electoral. En los segmentos con opiniones moderadas (oficialismo u oposición) que muestran un relativo desinterés en las cuestiones estilísticas del discurso y demandan pragmatismo y autoridad se disputará la constitución de mayorías de cara al año electoral.

A pesar de la apabullante semántica de la prensa hegemónica que busca instalar (con cierto éxito) que los comicios están perdidos para el oficialismo, en nuestros estudios observamos que el cuadro electoral se presenta dinámico y está abierto. Es cierto que la autolimitada capacidad de representación del gobierno deja a una base claramente mayoritaria del electorado sin un canal activo para expresarse. Muy probablemente, la polarización de las opiniones a medida que se acerquen los momentos de definición ordene este cuadro de fragmentación electoral y vacancia que en estos momentos estamos observando. La condición necesaria será que la coalición de gobierno se disponga activamente a representar una base mayor, que sintoniza con sus principios, pero excede largamente la intención de voto que hoy registra. A la inversa, las oposiciones de derecha militan para legitimar programas de ajuste que no cuentan con adhesión mayoritaria, según se desprende de los datos empíricos.

En el discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación, el 1 de marzo de 2023, el presidente Alberto Fernández trazó un balance con los logros de los años de gestión del gobierno del Frente de Todos y reconoció el malestar de la ciudadanía respecto de problemas importantes como la inflación, la pobreza y los bajos salarios. También dijo que ningún futuro puede ser mejor si al Estado se le retiran sus funciones reguladoras, si se imponen políticas de ajuste, si se reducen derechos y si la riqueza continúa su camino hacia una mayor concentración.

Marina Acosta (Argentina) es doctora en Ciencias Sociales (Universidad de Buenos Aires). Directora del Grupo de Estudios de Comunicación Política en América Latina del Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (Facultad de Ciencias Sociales, UBA). Directora de Comunicación de la consultora Analogías.

E-mail: macosta@sociales.uba.ar

Twitter: @navyacosta

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