Ecuador tendrá una gobernabilidad convulsa gane quien gane

Por Saudia Levoyer

Quien resulte electo como presidente del Ecuador el 13 de abril próximo no tiene un escenario de gobernabilidad sencillo. Las visiones de país, tanto de Daniel Noboa y Luisa González, son opuestas y muestran la polarización, cada vez más profunda, en la que se encuentra sumida la sociedad ecuatoriana.

Para entender lo que está en juego hay que partir de la concepción de administración de los dos finalistas. Empecemos por Luisa González quien ha dicho que su gobierno será volver a hacer lo que ya hicieron en la década 2007-2017, es decir, del socialismo del siglo XXI. O, en otras palabras, administrar el Estado como lo hizo su antecesor Rafael Correa: poca apertura a la inversión privada; alto endeudamiento externo, pero no con organismos como el Fondo Monetario y Banco Mundial; déficit público; emisión de moneda (en el gobierno de Correa se utilizó el sucre, para comercio con los países de la extinta ALBA; y circuló una moneda local en el sur del país).

A propósito de la campaña y por lo reñido de los votos, han cambiado parte de su discurso, aunque sus militantes más duros han hecho dos anuncios que han puesto en alerta a muchos: una ley de comunicación que controle lo que se dice en los medios de comunicación –en campaña dicen que no harán esto de nuevo– y emisión de ecuadólares (que llevaría a una desdolarización) –aunque los actuales legisladores quieren introducir una reforma constitucional que reconoce al dólar como moneda oficial del país–.

Adicionalmente hablan de mayor inversión en salud, educación y otro plan para las cárceles (manejadas por los grupos criminales), lo que aumenta las sospechas de emisiones inorgánicas de una moneda nueva.

Vale agregar que Correa, según declaraciones de la misma González, sería su asesor principal. Esto implicaría que su sentencia, así como la de Jorge Glas y el entorno cercano al exmandatario, todos por casos de corrupción, serían anuladas, eliminadas, indultadas o cualquier camino que decidan escoger.

Daniel Noboa, en sus casi 16 meses de gestión, se ha enfocado en tratar de desactivar las crisis más delicadas y ha presentado, durante la campaña, los resultados que él considera positivos y como parte de lo que aspira a seguir haciendo si es electo. Concretamente se ha referido con mayor hincapié a las alternativas dadas a las crisis de seguridad, eléctrica y fiscal, mismas que no han estado exentas de críticas.

Si bien diariamente en redes sociales y en cadenas de información se dan cifras de droga incautada, arrestos de presuntos miembros de los grupos de delincuencia organizada (GDO), de armamento confiscado, la posibilidad de extraditar ecuatorianos vinculados en la criminalidad organizada, el apoyo de los militares en el control interno del país, entre otros, los cuestionamientos también son cotidianos. Estos van desde considerar como una acción reactiva a toda esta actividad, las denuncias de violaciones de derechos humanos por supuestos excesos en el cumplimiento de sus funciones por parte de los militares o la supuesta compra ilegal de cascos y chalecos antibala para el personal de la fuerza pública.

En lo económico, concretamente en el campo fiscal, ha logrado poner parcialmente las cuentas en orden. Recibió un Estado sin recursos en la caja fiscal y ha logrado reactivar los préstamos de los organismos internacionales, además de eliminar ciertos subsidios a los combustibles. El riesgo país cayó a 800 puntos, pero volvió a subir a más de 1000 cuando se conocieron los resultados de la primera vuelta electoral.

En materia de reactivación económica ha sufrido derrotas como la no aprobación del trabajo por horas. Y en lo eléctrico, la fuerte estación invernal ha hecho que, por ahora, el fantasma de los apagones desaparezca, luego de los durísimos racionamientos que afrontó el país.

Frente a estas dos posturas y aunque no hay aún resultados oficiales por parte del Consejo Nacional Electoral sobre las elecciones legislativas, las previsiones establecen que el 15 de mayo próximo habrá dos fuerzas: Acción Democrática Nacional (ADN) y Revolución Ciudadana (RC), justamente las dos agrupaciones que tienen como finalistas a Noboa y González. ADN consiguió 66 escaños, mientras que RC, 67. En total se disputaban 151: 15 nacionales, 130 provinciales y 6 del exterior. Los 18 escaños que no fueron ocupados por ellos, se distribuyen entre Pachakutik (9), socialcristianos (5) y los restantes para agrupaciones como Construye, Unidad Popular y organizaciones provinciales.

De acuerdo con la norma constitucional, la mayoría simple, que sirve para instalar sesiones del legislativo y aprobar leyes comunes, es de 77 legisladores; la mayoría absoluta, que es necesaria para reformas constitucionales, leyes orgánicas y otros trámites legislativos requiere de 101 legisladores.

¿Cómo pudieran agruparse las fuerzas? Esa es una apuesta difícil de predecir, pero es muy probable que los dos grupos sufran bajas si ganan sus contrarios. Todos saben que es más fácil, políticamente hablando, subirse al carro ganador y apoyar a un gobierno que se alza con la victoria. Además, tendrán que optar por esta captación, toda vez que no hay mucho de donde escoger. Esta práctica, conocida en Ecuador como el camisetazo, podrá ser según los temas o definitivos, pero el manejo de la relación con el Legislativo requerirá de una persona hábil y que no mire más que resultados.

Si no se logra estructurar ninguna mayoría, el bloqueo sería inminente y el escenario de la muerte cruzada nuevamente estaría presente. Optar por una reforma política profunda para evitar estas crisis constantes y que paralizan el trabajo del Ejecutivo y del Legislativo no necesariamente sería viable: el camino de una nueva constituyente pudiera ser un harakiri para el gobierno que la convoque, porque no tendría manera de garantizar que no se repitan los resultados dados en esta elección. De ahí que se puede pensar que cualquiera de los dos alimente la línea del autoritarismo.

Pero hay más: el desequilibrio también puede ser generado por los grupos de delincuencia organizada. No en vano, por ejemplo, durante la campaña de segunda vuelta, la violencia se ha vuelto a incrementar. Tampoco se puede olvidar que hay operadores políticos de estos grupos que actúan para garantizar la impunidad en sus actividades y en el caos les es también fácil operar.

En suma, a Ecuador no le vienen tiempos fáciles. Pero, ¿cuándo han sido fáciles? Nunca, y más aún son momentos en que al país ni la selección nacional de fútbol es capaz de unir, menos la política.

Saudia Levoyer (Ecuador) es periodista y docente universitaria de pregrado y posgrado. Ha trabajado como reportera y editora Política y de Investigación de medios de Ecuador. Actualmente mantiene una columna en El Universo. Autora y coautora de cuatro libros. Profesora de la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Ecuador. X: @slevoyer

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