¿Una Constitución a medida? Reforma de la carta magna de Santa Fe

Por Leonardo Agustín Motteta

El contundente triunfo de Maximiliano Pullaro en las elecciones del 2023, significó un punto de inflexión en la política santafesina. Por primera vez en la historia de la “Invencible”, un candidato se imponía contabilizando más de un millón de votos. El liderazgo de una alianza extensa, y la distancia obtenida frente a los adversarios, convirtieron al actual gobernador en el centro indiscutible de la política de la provincia.

A esta situación se le sumaron los aciertos de una gestión enérgica, que contrasta fuertemente con una administración de Omar Perotti que el electorado percibió como letárgica. Si bien existieron contratiempos, en el balance Pullaro logró mostrarse como un gobernador competente y que logra resultados.

Pero el proceso más relevante para el tema que discutimos hoy, es el refuerzo de la autoridad estatal en Santa Fe y la consolidación de una figura que logra arrogarse el protagonismo del escenario político.

Es que, a contrapelo de lo que sucede en la nación (y a pesar de las muestras de simpatía con el gobierno libertario), la provincia apostó por un Estado presente, en la calle, que se jacta de haber llevado adelante el plan de obra pública más grande de la historia de Santa Fe.

Al mismo tiempo, por primera vez en mucho tiempo, la política se ordena, con una figura que logra hegemonizar el escenario provincial y dirigir fuerzas para realizar acciones concretas: hablamos claramente de Maximiliano Pullaro, el oriundo de Hughes, el hombre del interior de la provincia que llegó a ser ministro de seguridad de Miguel Lifschitz. Del exgobernador aprendió el arte de sumar voluntades para alcanzar objetivos. Arte que, sin lugar a dudas, perfeccionó.

Tejiendo alianzas y concentrando poder, Pullaro comenzó a ver posible el sueño que se le escapó entre los dedos a su mentor. El proceso que inició el 10 de septiembre de 2023, se materializa en el gran acontecimiento que está (casi) consumado: la reforma constitucional de la provincia de Santa Fe.

Intentos de reforma

La Constitución de la provincia data del año 1856, luego de que en 1853 se promulgara la Constitución Nacional. A partir de este momento, la Constitución de la provincia cursó diferentes cambios, en los que destacan la Constitución del 21 y la realizada en 1962.

La reforma de 1921 fue un acontecimiento destacado, ya que Santa Fe pasó a tener una de las constituciones más progresistas de Latinoamérica. Sin embargo, luego de idas y vueltas (procesos militares, una efímera Constitución peronista y nuevos intentos fallidos de reforma), en el año 1962 se dictó la Constitución que está vigente hoy en día, la cual tiene características muy distintas a aquella del 21.

Muchos gobiernos provinciales quisieron avanzar con la modificación de la Constitución de 1962, pero sin éxito. El principal argumento para el cambio siempre fue el de la actualización. Casi todas las constituciones del país se reformaron entre la oleada democrática de los 80 y los gobiernos peronistas. Santa Fe y Mendoza fueron las excepciones a la regla. Carlos Reutemann, Jorge Obeid, Hermes Binner, Antonio Bonfatti y Miguel Lifschitz, fueron algunos de los que lo intentaron.

Pero, siendo totalmente sinceros, todos saben cuál es el gran tema que seduce a cada gobernante a introducir la discusión de la reforma: la posibilidad de reelección, ausente en la Constitución actual. Un premio muy grande, que los de enfrente nunca le quisieron otorgar a la cabeza del oficialismo. Y no hablo solamente de los opositores: los aliados del gobierno, sin reelección, saben que tienen muchas posibilidades de ser los próximos en alcanzar el sillón de mando. Perder esta posibilidad es un costo muy alto a pagar, que los gobernadores no han podido contrapesar con los incentivos necesarios. Hasta ahora…

¿Cómo se reforma la Constitución?

La Constitución de 1962 terminó con esta turbulenta historia y se consolidó como una de las reformas más duraderas del país. Sus artículos se alejaron considerablemente del sueño progresista del año 1921, incorporando componentes más conservadores.

Su resistencia al cambio tiene mucha relación con las demandas existentes para su modificación. Es necesario obtener dos tercios de ambas cámaras (recordemos que Santa Fe tiene un sistema legislativo bicameral), para declarar la necesidad de reforma. Se requiere entonces una ingeniería muy aceitada para sumar voluntades en el legislativo.

Pullaro logró la aritmética necesaria para resolver la ecuación que le permitió discutir la reforma. Lo que sigue brevemente es historia pasada, pero vale la pena recordarlo.

Para reformar la Constitución, lo primero que se necesita es una ley que declare la necesidad de dicha reforma. En esta instancia, los legisladores presentan sus proyectos para modificar la carta magna, los cuales son discutidos en comisión. Cuando existe consenso sobre la existencia de la necesidad de reforma y sobre los puntos a trabajar, se vota la ley para avanzar con el proceso constituyente.

Pullaro tenía que resolver dos negociaciones importantes para poner sobre la mesa la reforma. La primera fue para adentro, con sus aliados de Unidos para Cambiar Santa Fe. Y luego, con la oposición. Observemos la composición de ambas cámaras legislativas.

Cámara de Diputados

Oficialismo: 28 bancas

Socialismo: 14

UCR: 9

PRO: 3

CREO: 1

UNO: 1

Oposición: 22 bancas

Juntos Avancemos (peronismo): 10

UNITE: 7

Frente Amplio: 3

Viva la libertad: 2

Cámara de Senadores

Oficialismo: 13 bancas (11 UCR)

Oposición 6 bancas

4 Juntos Avancemos

1 Casilda Avanza

1 Unite

Los números muestran claramente, que la pelea difícil se le presentaba en Diputados. En la Cámara de Senadores el oficialismo tiene los trece necesarios (catorce contando a Gramajo, quien oficia de aliado de Unidos), la mayoría de los mismos pertenecientes a la UCR, el color político del gobernador. Esto no significa inexistencia de necesidad de negociación, pero la misma se desarrolló en un terreno mucho más allanado.

En Diputados el oficialismo necesitaba 34 bancas para avanzar con la ley de necesidad de reforma. Tenía que convencer primero al socio mayoritario en el recinto, el socialismo, para avanzar en la consolidación del bloque.

Este proceso se fue complicando con el tiempo, lo que fue dificultando los plazos para sacar la ley de reforma. La discusión presentada por los socios de Pullaro, se centró principalmente en el grado de modificación a la cual se sometería la carta magna. Los cambios radicales siempre son vistos con cautela por el poder, por lo que muchos plantearon su preocupación sobre este tema. Este era un punto importante también para el gobernador, ya que era necesario blindar la reforma de cambios que pudieran introducir fuerzas opositoras, principalmente los libertarios.

El socialismo cooperó, pero las negociaciones se fueron dilatando. Esto obligó a Pullaro a meterse de lleno en el proceso, algo que había evitado hasta entonces. Esta jugada permitió un canal directo de negociación con los diputados propios, lo que terminó por lograr el cierre de filas deseado desde el ejecutivo.

Contrario a lo que la razón puede dictar, negociar con la oposición terminó siendo más simple que con los propios. Principalmente tenemos que tener en cuenta la crisis de liderazgos que atraviesa el peronismo a nivel provincial (y podría decirse también a nivel nacional). Juntos Avancemos nunca logró tener una posición consolidada, con referentes declarando en diferentes direcciones, sin un norte claro.

La que en un principio se enfrentó a Pullaro fue Amalia Granata, referente del movimiento Pro Vida. Intentó instalar el framing de “Pullaro = Insfrán”, referido a las denuncias por autoritarismo contra el gobernador peronista de Formosa. Granata denunció que la reforma se hacía a “libro cerrado” y de espaldas a los ciudadanos, con el solo objetivo de garantizar la perpetuación de Pullaro en el ejecutivo.

El intento de la diputada celeste se fue diluyendo con el tiempo. Careció de la habilidad que sí tuvo el ejecutivo para sumar voluntades y se fue aislando. Pullaro fue negociando con las partes de una oposición dispersa. “Divide y reinarás” dijo el gobernador y logró cerrar un acuerdo con el sector de Omar Perotti. Un pacto que terminó por darle fin a la historia.

Lo que logró el gobierno es votar una reforma parcial de la Constitución. Esto significa que los que sean elegidos para llevar adelante el proceso, más que constituyentes son reformadores. Habrá puntos centrales en donde será muy difícil introducir modificaciones y en donde la corte pondrá especial atención. Esto reduce la posibilidad de cambios que pongan en duda consensos básicos de la Constitución provincial. La situación representa una derrota para los libertarios, que tendrán poco margen para introducir reformas tendientes a desarticular el fuerte rol del Estado en la provincia.

Tenemos ley. ¿Y ahora qué?

La Libertad Avanza tiró el manotazo de ahogado y no le sirvió. La denuncia realizada contra la ley de necesidad de reforma fue desestimada. Con los comicios muy cerca (13 de abril) la reforma está cada vez más cerca de ser realidad.

Sesenta y nueve escaños son los que hay que llenar para discutir la reforma. Cincuenta son elegidos por el distrito único provincial y los 19 restantes serán los representantes de cada departamento.

La fecha en la que se reunirán los reformadores será decidida por el gobernador, que tiene un año de plazo para hacerlo. El debate se desarrollará en la ciudad de Santa Fe (capital de la provincia), y se extenderá en principio por cuarenta días. Si se evalúa necesario, el período de debate puede extenderse veinte días más

La votación se realizará sin PASO, algo que le permitió a Pullaro cerrar una lista única encabezada por él mismo. “Divide y reinarás” de nuevo, con el peronismo separado en distintas tribus: Lewandowski, Monteverde y Sukerman, no coincidirán en el sello con el que disputarán un lugar entre los convencionales. La Libertad Avanza (a excepción del candidato por distrito Rosario, Pedro Aleart) va con personajes que no prometen demasiado, más allá del arrastre de la marca identificada con el presidente Javier Milei. Cuando parecía que la señalada para liderar la lista libertaria iba a ser Romina Diez, apareció la figura de Nicolás Mayoraz, un candidato muy desconocido en la provincia y sin características notables para su posicionamiento. Granata pone su nombre, aunque ya su oposición está más desdibujada.

Maximiliano Pullaro parece tener, entonces, mucha ventaja. Igualmente tendrá que preocuparse por cada voto, ya que hay un número importante de escaños en juego. Para garantizar los resultados que el gobernador necesita, no puede darse el lujo de regalar territorios a los opositores. La campaña para la elección de constituyentes le demandará al gobernador mucho recorrido, apoyando a sus candidatos en los departamentos para evitar un crecimiento de la oposición.

Sin embargo, Pullaro ya logró dos objetivos fundamentales para obtener una Constitución a su medida. Sus legisladores habilitaron una reforma parcial, poniendo con prioridad los temas de su interés y sustrayendo las discusiones que proponen cambios a las partes más dogmáticas de la carta magna. Y también, aisló a sus rivales, desarticulando el intento de liderar una oposición por parte de Granata. Parece estar todo a pedido del gobernador, que se encamina a lograr una Constitución a su medida, más en línea con los tiempos que corren.

Leonardo Agustín Motteta (Argentina) es licenciado en Ciencia Política por la Universidad Nacional de Rosario. Se desempeña como consultor, analista político y redactor. Es investigador en el Centro de Estudios de Política Internacional de la Universidad Nacional de Buenos Aires. X: @Leomotteta / LinkedIn – Leonardo Agustín Motteta

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