Elecciones Autonómicas y Locales en España: participación ciudadana, pluralidad política y extrapolación de votos

Por Guadalupe Morcillo

No hemos superado aún la resaca de las elecciones autonómicas y locales del pasado 28 de mayo cuando el gobierno de España, con Pedro Sánchez a la cabeza, ha desbaratado por completo el calendario y ha adelantado las elecciones generales al próximo 23 de julio. ¡Increíble, pero cierto!

En este artículo, no vamos a entrar en los detalles que le han llevado a Sánchez a tomar esta arriesgada, sorprendente y asombrosa decisión. Lo dejaremos para otro momento. Lo único que podemos afirmar es que la causa, la clave y la explicación están, indudablemente, en el resultado del 28M.

Contexto y alcance de las elecciones 28M

Las elecciones autonómicas y locales desempeñan un papel fundamental en el sistema político español, un Estado descentralizado donde las CCAA tienen competencias legales de gran relevancia. Tienen un impacto directo en la vida cotidiana de los ciudadanos porque representan una oportunidad de elegir a sus representantes a la vez que permiten la participación activa en la toma de decisiones que afectan directamente a sus vidas.

En el contexto político actual, marcado por una gran descentralización y una mayor autonomía de las regiones, las elecciones autonómicas y locales del 28 de mayo han adquirido una trascendencia especial. Han sido las decimosegundas elecciones locales que se han celebrado en España desde la entrada en vigor de la Constitución de 1978. 35.539.083 electores estaban llamados a las urnas para elegir a 67.152 concejales, 97 alcaldes de municipios con régimen de concejo abierto, 157 consejeros de Cabildos Insulares y 25 diputados en cada una de las Asambleas de Ceuta y Melilla.

Sin embargo, la desafección política, uno de los principales problemas que encontramos en la sociedad actual, sigue siendo cada vez mayor. Los españoles siguen mostrando poca confianza en las instituciones políticas, en los partidos y en sus representantes.

Participación ciudadana y resultados generales

Cuando los ciudadanos ejercen su derecho al voto de manera significativa, se fortalece la democracia al promover una mayor diversidad de voces, de perspectivas y de representación política. Por el contrario, una baja participación ciudadana pone en peligro los cimientos mismos de la democracia al limitar la influencia y la legitimidad de los resultados electorales. Es mediante la participación activa que los ciudadanos pueden forjar un futuro político que refleje sus valores y aspiraciones colectivas.

El pasado 28 de mayo la participación ciudadana alcanzó un nivel del 63,92%, experimentando una ligera disminución de 1,27 puntos en comparación con los comicios de 2019. Este resultado se convierte en la cuarta cifra más baja registrada en la historia democrática del país, tanto en elecciones locales como generales. Por su parte, la abstención se situó en un 36,07%. Traducido en votos, frente a los 22,7 millones de españoles que votaron en las elecciones municipales se sitúan otros 12,8 millones se quedaron en casa.

Es significativo apuntar que aquellos municipios con una población de menos de 1.000 habitantes han mostrado un mayor entusiasmo a la hora de ejercer su derecho al voto. Sin embargo, a medida que aumenta el número de habitantes, el porcentaje de participación disminuye de forma progresiva.

Análisis de resultados

Así las cosas, puede decirse que las elecciones del 28M han supuesto un vuelco en el panorama político español. Todos los partidos han puesto la carne en el asador, pero los grandes ganadores han sido el Partido Popular (PP) y Vox. Al otro lado, los partidos de izquierda -Partido Socialista y Unidas Podemos- no cumplieron con sus expectativas.

El PP se ha impuesto en todo el territorio nacional y ha recuperado importantes territorios, tanto comunidades autónomas como ayuntamientos. Ha arrebatado al PSOE casi todo el poder autonómico en al menos seis de las diez autonomías socialistas, pero va a necesitar a Vox para gobernar en otras.

Por su parte, Ciudadanos, que hace ocho años decidió ser la alternativa nacional del Partido Popular, desaparece del mapa municipal y pasa a ser reabsorbido por Vox y por los populares. Ni siquiera la refundación ha salvado a la formación naranja de la extinción. Se han cumplido los augurios.

Augurios que también se han cumplido con Unidas Podemos y, sobre todo, con Vox. La formación morada ha sufrido un fuerte castigo en las urnas. El enfrentamiento directo entre sus máximos dirigentes y los de la plataforma Sumar, encabezada por la vicepresidenta Yolanda Díaz, ha llevado a la fragmentación y al colapso absoluto de las coaliciones de izquierda. Ahora, tras analizar su situación de cara a las generales y para evitar males mayores, Unidas Podemos no ha tenido otra opción que ser parte integrante de la coalición de izquierdas de Sumar.

Por su parte, Vox ha obtenido representación en casi todas las comunidades autónomas, convirtiéndose así en clave para constituir los gobiernos del PP. Tal y como afirmaba el líder de la formación, Santiago Abascal, la noche electoral, “Vox se convierte en un partido absolutamente decisivo para la alternativa”. Durante semanas, se han llevado a cabo arduas negociaciones con el objetivo de establecer los gobiernos municipales, buscando mayorías absolutas para asegurar la estabilidad.

Los datos arrojados tras la constitución de los ayuntamientos el 17 de junio ponen de manifiesto que el PP gobernará en 3.223 municipios. Asumirá el gobierno en solitario en 35 grandes ciudades y ha alcanzado acuerdos con Vox en otras ocho: Burgos, Ciudad Real, Guadalajara, Toledo, Valladolid, Elche, Alcalá de Henares y Móstoles. En seis de estas ciudades, estos pactos representarán un cambio en el gobierno, revirtiendo la victoria previa del PSOE (Burgos, Guadalajara, Toledo, Valladolid, Elche y Alcalá de Henares).

Por su parte, el Partido Socialista contará con alcaldes en 23 grandes municipios. Aunque ha ganado en Barcelona, solo retiene 17 de las 41 alcaldías que tenía en 2019. Solamente ha conseguido mayoría absoluta en Soria, además de las ciudades de Vigo, Fuenlabrada, Dos Hermanas, Sabadell y Santa Coloma de Gramenet. También ha perdido las alcaldías de Valladolid y Toledo. En estos momentos, la ciudad más grande bajo el mandato socialista es Las Palmas de Gran Canaria. En Galicia, han obtenido un nuevo triunfo en Vigo. En Cataluña, los socialistas gobernarán en Tarragona y Lleida, así como en algunas otras localidades como Sabadell, Santa Coloma de Gramenet, L’Hospitalet de Llobregat y Mataró.

¿Influirán los resultados del 28M en el 23J?

No se puede hacer una extrapolación directa de los datos de las elecciones autonómicas y municipales a las generales de julio. Cada elección tiene sus particularidades y sus dinámicas propias que pueden influir considerablemente en los resultados: diferentes estrategias, diferentes enfoques, diferentes alianzas o coaliciones, diferentes programas… Es innegable que en las elecciones autonómicas y municipales son en clave dirigida a la persona más que a las siglas de partido y al líder nacional.

Lo que sí es cierto es que el 28M ha supuesto una tendencia clara a un cambio de ciclo político, que, con toda seguridad, se consolidará el 23 de julio. Un cambio de ciclo político fruto del descontento generalizado con el status quo del momento; de la emergencia de nuevos partidos y nuevos movimientos políticos; de la desafección y el hartazgo de los ciudadanos… En definitiva, un cambio de ciclo que no tiene por qué garantizar una mejora en la gobernabilidad, pero sí un cambio de liderazgo, de propuestas y de gestión.

En conclusión, las elecciones del 28M han dejado clara una tendencia política que bien puede ser la premonición de un cambio de ciclo en el panorama español, con un papel cada vez más relevante de formaciones como el PP y Vox, en detrimento de los partidos de la izquierda. No obstante, no podemos prever con exactitud cómo estas tendencias podrían influir en las próximas elecciones generales del 23 de julio, ya que cada proceso electoral tiene sus particularidades. Pero lo que sí es evidente es que se trata de un momento de transición en el escenario político español, marcado por la desafección ciudadana, la vuelta al bipartidismo, la emergencia de nuevos actores y la necesidad de propuestas innovadoras que respondan a las demandas de la sociedad.

Guadalupe Morcillo (España) es doctora en Filología Clásica. Máster en Gobernanza, Marketing Político y Comunicación Estratégica. Docente Facultad de Filosofía y Letras (UEx). Docente en el Posgrado de Comunicación y Liderazgo político (UAB). Asesora en la Dirección General de Telecomunicación Junta de Castilla y León. CEO en Politic & Speech, Consultora de Comunicación Política y Empresarial.

https://www.instagram.com/guadalupe.morcillo/

https://twitter.com/Politic_Speech?s=20

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