Por Pau Canaleta
Para todo aquel que siga la actualidad política seguro que le sonará el concepto de relato. Una palabra de moda que todos los analistas, periodistas y políticos utilizan para referirse al punto de vista de una opción política que acaba imponiéndose mayoritariamente entre la opinión pública.
Se habla de relato sin saber muy bien de qué se está hablando.
Debido a mi experiencia de consultor en comunicación política con más de veinte años de carrera y después de haber escrito un libro sobre cómo construir un relato, Explícate con una historia, para mí, el relato no es nada más que la voluntad de transmitir un mensaje utilizando la estructura narrativa. Y cuando hablamos de un mensaje en el fondo queremos decir, nuestro “punto de vista”.
Pero, ¿por qué es tan importante la narrativa en comunicación? Porque desde tiempos inmemoriales, la humanidad cuando ha tenido que transmitir cualquier hecho importante, acontecimiento o cambio a las generaciones posteriores, lo ha hecho utilizando la estructura narrativa simple: inicio, nudo y desenlace. Un inicio en el que se pone en antecedentes y se contextualiza la acción, un nudo, que describe propiamente los hechos y un desenlace que es el mensaje que queremos transmitir. La moraleja o lección de vida. Aquella enseñanza que queremos transmitir. Esta estructura narrativa simple, al ser tan utilizada desde los orígenes de los tiempos nos es familiar y despierta el círculo virtuoso de la comunicación. De tal manera que siempre que transmitimos el mensaje utilizando esta estructura narrativa: es más fácil de entender, es más fácil de recordar. Y lógicamente, al recordarlo es más fácil de transmitir a terceros.
El relato, en política, no es solo una historia y sobre todo no es un discurso. Es algo más troncal. Es explicar qué somos, qué nos hace diferentes y qué queremos a través de la narrativa.
Es por esto, que al hablar de relato hacemos referencia a la estructura narrativa simple, pero también hablamos de la estructura temporal: de dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde vamos. Las dos estructuras han de ir de la mano a la hora de construir un buen relato político.
En el “de dónde venimos” describimos los momentos importantes de la trayectoria del protagonista que explica cómo ha llegado hasta el día de hoy. Es importante destacar dos claves al construir este “de dónde venimos”: en primer lugar, es muy importante decidir dónde empieza el relato. En que momento empieza la historia. Es importante por qué este momento inicial ha de dar sentido a todo el relato y ha de ser coherente con el “hacia dónde vamos” del final. Y, en segundo lugar, es muy importante que los momentos del pasado que seleccionemos sean ciertos y reconocidos por los públicos a quiénes nos dirigimos. El “dónde estamos” es el momento actual, que puede haber empezado hace dos días o hace cinco años. La clave es tener claro a partir de qué momento ya no hay cambios respecto la situación actual, el presente. Y finalmente, el “hacia dónde vamos” es el mensaje, es la visión política del candidato o gobernante. Hacia dónde quiere llevar el país. Si nos fijamos, este “hacia dónde vamos” es el mensaje que da sentido al relato político. Y es que buena parte de la importancia de la utilización de la narrativa en política se trata de esto, de dar sentido a lo que hacemos y proponemos. ¿Hacia dónde queremos llevar el país o la ciudad en los próximos quince años? ¿Cuál es el reto?
Hay una cita de Tom Clancy que siempre me ayuda a explicar la importancia del sentido en la narrativa política: “¿La diferencia entre la realidad y la ficción? La ficción siempre tiene sentido”.
Cuando construimos relatos, en cierta manera estamos ficcionando. Con hechos reales, pero ficcionamos, porque seleccionamos aquellos momentos que dan sentido a lo que queremos transmitir y no otros, y porque ordenamos los hechos dentro de la lógica temporal.
En las sociedades occidentales, las elecciones han dejado de ser confrontaciones de programas electorales para convertirse en una confrontación de relatos. Relatos personales que explicitan dos o más visiones diferentes del país y del mundo. Que se basan en valores diferentes y obviamente, tienen en cuenta los temas claves de la elección.
El paradigma de la construcción del relato del candidato es el Partido Republicano norteamericano. En las últimas elecciones, el candidato republicano siempre ha tenido un relato personal que encajaba con una visión muy clara del país y sobre todo, con el contexto político del momento, en los temes clave de cada elección así cómo los valores de la derecha norteamericana.
Así, John Mc Cain (2008) era un héroe de guerra en un momento en el que los EEUU estaban inmersos en dos guerras, Afganistán e Irak. Mitt Romney (2012) era el gran gestor que había salvado los juegos olímpicos de invierno de Salt Lake City, en un contexto de gran crisis económica. Y Donald Trump es el hombre antiestablishment en un contexto de populismo y de malestar contra la política tradicional.
Es solo un ejemplo de la importancia del relato en la política norteamericana, pero, sobre todo, de lo que esto supone, ya que la historia de un solo hombre o mujer, ha de transmitir todo aquello que antes hacían los partidos, el programa y el equipo. Si hoy preguntásemos a los ciudadanos americanos cuales eran las principales propuestas de los candidatos a la presidencia, seguro que muy pocos se acuerdan, pero todos recuerdan el relato de cada uno de ellos.
Y esto ha venido para quedarse, ya que más allá de las elecciones, también hay un relato de todos y cada uno de los fenómenos políticos que se suceden. Hay una lucha entre relatos, entre visiones sobre lo que va sucediendo y siempre se acaba imponiendo uno en la opinión pública. Ser que sea el nuestro, no es cosa del azar, es método y visión.
Pau Canaleta (España) es consultor en comunicación, licenciado en Historia, máster en Marketing político y diplomado en Estudios Europeos. Profesor asociado de Ciencias Políticas en la Universidad de Barcelona, coordinador del Master de Comunicación Política de la Barcelona School of Management y profesor de comunicación política en los principales másteres de España. Autor de cinco libros sobre comunicación política e institucional, entre ellos el recientemente publicado Comunicación de gobiernos e instituciones públicas. 80 cosas que he aprendido comunicando.