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Las lecciones ¿aprendidas?

Por Jimena Brusa y Catterina Strazzarino (Universidad de la República – Uruguay)

En Uruguay, la campaña electoral de 2019 estrenó el debate obligatorio, amparado en la Ley 19.827, que determinó el intercambio de candidatos presidenciales previo al balotaje. Este artículo reflexiona respecto al aporte de estas instancias públicas a la construcción de nuestras democracias. El caso analizado refiere al debate del 13 de noviembre de 2019 entre Luis Lacalle Pou (Partido Nacional) y Daniel Martínez (Frente Amplio).

Estrategias y mensajes

La construcción del relato y las señales que debilitan estas herramientas comunicativas dibujan las estrategias de comunicación política en la última campaña electoral uruguaya. El debate entre Lacalle Pou y Martínez fue en un contexto marcado por la obligatoriedad de la ley.

La instancia, moderada por los periodistas Pilar Tejeiro y Nicolás Lussich, contó con cuatro bloques temáticos y la posibilidad de interrumpirse entre los candidatos. Se estipuló un tiempo de presentación y un mensaje final. La reglamentación señaló que cada bloque tuvo diez minutos para un intercambio, para que los candidatos pudieran destacar, preguntar y debatir, lo cual genera dudas sobre el debate, ya que no colabora en credibilidad y fluidez del encuentro.

Nos apoyamos en lo que sostiene Ferry et al. (1994) para comprender el alcance de mensajes ensayados “La esencia de la política (…) sigue siendo el enfrentamiento de los puntos de vista en la perspectiva de hacer triunfar a una por sobre las demás” (p.43).

Lacalle Pou, mostró las destrezas adquiridas y logró comunicar verbal y gestualmente una imagen ganadora, con equipos de trabajo y diálogo amable. Conectó con la indignación de la población, señalando los errores del Frente Amplio, que llevaba quince años de gestión.

Martínez en su presentación fue poco contundente. Construyó su historia de héroe desde la gestión individual (Intendencia de Montevideo) perdiendo la oportunidad de presentar logros de los gobiernos frentistas. Relató la adversidad de su recorrido para ser ingeniero, su origen humilde, se presentó como salvador continuista de la justicia social, pero lo hizo desde el desgaste. No colocó a su contrincante a la “derecha” y todo lo que eso representa (gobierno para privilegiados). No caló en el relato y su estrategia no favoreció sus vulnerabilidades. No se observan recaudos de una lectura del contexto y subestima la preparación del debate.

Lacalle representaba la renovación y mostró conocimiento del contexto. Un relato que involucró al candidato como parte de la ciudadanía. Habló de presión fiscal, empresas rurales cerradas, empleos públicos. Destacó que el gobierno gastó mucho y mal, que siempre apeló a los impuestos. Resaltó su oratoria citando fuentes del contrincante, como estrategia para desestabilizarlo. Terminó sus intervenciones con frases contundentes como “El esfuerzo de los uruguayos ya lo han hecho, le toca al gobierno, el esfuerzo es posible, es necesario y vamos a actuar en consecuencia”.

Estrategia y mensajes determinan resultados. Lacalle generó certidumbre con mensajes contundentes y frases calculadas para ser dichas en momentos claves. El contenido no plantea dudas sobre la gestión a futuro y la oratoria se alimenta en la representatividad buscada. Martínez no logró claridad en sus mensajes, que carecieron de modestia y contexto, por lo que generó incertidumbre y proyectó poco margen de innovación.

Frames, metáforas y otros recursos

El debate permite el despliegue de los diversos recursos de la oratoria, pudiendo ser el framing y las metáforas utilizadas momentos claves. Daniel Prieto (1999) sostiene que “utilizamos el término “discurso” para aludir a ciertas tendencias de elaboración de mensajes, a la preferencia por ciertas estrategias, por ciertos recursos expresivos, por encima de otros, a la inclusión de ciertos temas” (p.13). 

En el trayecto del debate se descontracturaron los discursos, siendo la preparación meticulosa de Lacalle un punto a destacar. En el caso de Martínez no se visualizó un dominio del lenguaje corporal, ni recursos como metáforas que colaboraran en su línea argumental, por el contrario, planteó directamente su pensamiento. Cuestionó al rival y desaprovechó instancias “bandera” en temas como vivienda y desarrollo social, utilizando genéricos como: “se solucionaron un montón de emergencias”.

Lacalle, mostró dominio de diversos recursos de oratoria en temas complejos como economía. El candidato nombró estratégicamente el IRPF, impuesto controversial, incluso para votantes de izquierda y cerró con la frase “No se puede apelar al realismo mágico de decir cómo vamos a bajar el déficit. Hay que decir la verdad y decirla ahora”, en referencia a las consignas presentes en su campaña electoral (claim: es ahora). Mostró un buen dominio del relato por recordación.

Martínez aludió a encuadres históricos que no suman como hechos del último gobierno blanco: “Si nos pusiéramos a hablar de los gobiernos blancos habría que hablar de Berríos[1] y del (banco) Pan de Azúcar”. Estos mensajes tienen varias complejidades y demuestran que preparar un debate implica mucho más que datos.

Construcción de democracia

El aporte a la democracia de estas instancias genera ciudadanía. El debate define más que un candidato, por lo que la preparación profesional es necesaria y clave el rol de los entrenadores de medios.

La intencionalidad de los mensajes se marca desde la obligatoriedad hasta las pautas de los recursos. El cuidado meticuloso de lo intencional favoreció los imprevistos de lo que escapa al control del orador.

Se observan en este debate distintas destrezas que determinan la percepción e imagen proyectada a la ciudadanía. Desde la vestimenta, donde Martínez optó por traje negro y corbata roja (color del partido colorado) y Lacalle traje gris oscuro con corbata verde (no identifica colores partidarios tradicionales).

Estas instancias, pueden asimilarse con las destrezas frente a una crisis, como señala Arroyo, E. (2022) manejando factor sorpresa, el costo de la falta de información, las consecuencias y el foco de atención. Los referentes de estos debates repercuten en la consolidación democrática, por una parte, Martínez que no logró empatía sale de la esfera política, sin dar espacio a la crítica, al reconocimiento del desacierto, sin generar espacios de mejora. Por otra parte, qué sucede con los mensajes contundentes de Lacalle que dieron un voto de confianza y que hoy resuenan como promesas electorales incumplidas a la luz de la gestión de gobierno.

Esos desencuentros del debate y la actualidad perjudican la consolidación democrática. Para la ciudadanía puede ser un ejercicio democrático, pero para los candidatos debería ser una instancia de continuidad de las palabras en los hechos que generen la reputación necesaria para los partidos políticos.

Jimena Brusa (Uruguay) es profesora adjunta de la Facultad de Información y Comunicación de la Universidad de la República, asesora en comunicación organizacional, gestión del cambio y estrategias de comunicación. Con experiencia en ámbitos públicos y privados. Magíster en Estudios Organizacionales (UCU), Posgrado en cambio organizacional y Licenciada en Comunicación (Udelar).

TW- @JimenaBrusa

LK – Jimena Brusa Orozco 

Catterina Strazzarino (Uruguay) es asesora especializada en diseño y desarrollo de estrategias de comunicación focalizada en política pública. Promotora de proyectos de impacto social y con capacidad catalizadora para hacer que las cosas sucedan. Es escritora, comunicadora y relacionista laboral de la Universidad de la República. Magíster en DIRCOM (UAB), Posgrado en Comunicación Organizacional (UCU). 

LK Catterina Strazzarino

Tw @CatterinaS

El presente artículo fue realizado en el marco del curso de Educación Permanente Estrategias de Comunicación Política, de la Universidad de la República, en Uruguay, en el año 2022.


[1] El ingeniero Eugenio Berríos fue un bioquímico miembro de la Dirección de Inteligencia Nacional de Chile en la dictadura de Pinochet. Fue asesinado en territorio uruguayo en plena democracia, en el gobierno de Luis Lacalle de Herrera, en 1992, en un operativo que involucró la coordinación del gobierno de facto trasandino y militares uruguayos.

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