Por Saudia Levoyer
Si algo se sabía desde que Daniel Noboa se ciñó la banda presidencial del Ecuador, el 23 de noviembre de 2023, es que se mantendría en campaña electoral constante. Él no llegó para terminar los 18 meses que le restaban a su antecesor. No. Él siempre fue directo y dijo lo que quería: un mandato completo de cuatro años.
Un ambicioso sueño para quien debía hacer frente a una profunda crisis económica, a niveles de violencia altísimos y girar la página política tras otra crisis que se quiso subsanar enviando a los asambleístas y al Ejecutivo a sus casas, con el decreto de muerte cruzada del expresidente Guillermo Lasso.
Los aciertos y desaciertos de la gestión de Daniel Noboa durante estos doce meses sirven para entender algunas cosas: es persistente, confía en un pequeño grupo de colaboradores que ocupan posiciones clave, es práctico y no tiene miedo de tomar decisiones. Veamos unos ejemplos de esto.
Cuando juró como presidente de la República, su partido político ADN (Alianza Democrática Nacional) no estaba consolidado, apenas se había fundado en 2021. Basta recordar que su actual bloque de asambleístas suma veinte (incluidas las alianzas) de los 137 legisladores, a nivel local tiene una (por alianza política) de 23 prefecturas y una (por alianza política) de las 221 alcaldías a escala nacional. Sin embargo, hasta el 4 de diciembre de 2024, de acuerdo con los sondeos de opinión pública, particularmente de la firma Informe Confidencial, la intención de voto para asambleístas alcanzaba el 25%, captando el segundo lugar, luego de Revolución Ciudadana del expresidente Correa que tenía el primer lugar con el 29%.
Si bien es cierto que quienes participan en política son calculadores y es más fácil sumar apoyos cuando se está en el poder, tampoco se puede menospreciar el trabajo que hace esta agrupación en las 22 provincias en donde tiene registradas directivas provinciales.
A sus colaboradores los defiende. A Mónica Palencia, ministra del Interior, y por tanto responsable de uno de los puestos más sensibles del Gobierno, no le ha soltado la mano. Ella maneja, entre otros temas, el de seguridad, en medio de un conflicto armado decretado por el mismo Noboa a inicios de 2024, contra 22 grupos del crimen organizado, catalogados como terroristas. Durante el juicio político impulsado por el correísmo, donde se argumentó que no había cumplido sus funciones, logró que no sea destituida. Los acusadores sumaron 77 de los 92 votos que necesitaban.
La practicidad del Presidente se muestra en parte de su gestión. La decisión de declarar el conflicto armado implicaba conseguir más recursos para la escuálida caja fiscal. Y lo hizo con medidas que en los gobiernos de Lenin Moreno y Guillermo Lasso desataron las terribles huelgas de 2019 y 2022: subió el precio de los combustibles y, de paso, el Impuesto al Valor Agregado (IVA), en tres puntos. La medida mató dos pájaros de un tiro, porque a más de tener más dinero, cumplió parte de los pedidos de las organizaciones financieras internacionales que pedían aquello, como parte de lo que ellos llaman “poner la casa en orden”, para entregar más recursos y renegociar deudas.
Así, entre su constante campaña electoral, las fallas en la comunicación de Gobierno (visible en el manejo de algunos temas como el eléctrico) y su gestión en general, Daniel Noboa se mantiene primero en las intenciones de voto. Aunque su popularidad por momentos pasó del 80%, sus errores (estirar la ley para zafarse de la vicepresidenta Verónica Abad, romper puentes en la Asamblea, gobernar sin tener equipo completo…) la extrema sequía (que ha provocado apagones eléctricos a escala nacional de hasta por 14 horas), la violencia (que se ha atendido con mayores recursos, más apoyo internacional, más incautaciones de drogas, con fallas en una visión integral del problema…) y todo lo que se pueda y quiera enumerar, la encuesta de Informe Confidencial dice que se mantiene en primer lugar de la intención de voto con 34%, seguido de su rival de la elección pasada, Luisa González, con el 32%. Un empate técnico que, por el momento, augura que habrá segunda vuelta en las presidenciales ecuatorianas.
Saudia Levoyer (Ecuador) es periodista y docente universitaria de pregrado y posgrado. Ha trabajado como reportera y editora Política y de Investigación de medios de Ecuador. Actualmente mantiene una columna en El Universo. Autora y coautora de cuatro libros. Profesora de la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Ecuador. X: @slevoyer