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Una caja de Pandora llamada Perú

Por Luis Eduardo Cisneros

A poco más de cuarenta días de asumir la presidencia, si algo viene mostrando el gobierno de Pedro Castillo, es una inmensa incapacidad de gestión pública, comunicación y liderazgo frente a la ciudadanía. Su imagen y visibilidad se encuentran opacadas por la figura de Vladimir Cerrón, presidente de Perú Libre, el partido que llevó a Castillo a la presidencia. A ello se suman las constantes denuncias sobre personajes de su círculo más cercano. 

Cerrón, quien enfrenta una serie de pedidos de prisión por denuncias de corrupción sucedidos durante su paso por el Gobierno Regional de Junín, se ha convertido en una especie de presidente paralelo que pone y saca ministros, y que incluso desautoriza declaraciones de ministros del gabinete presidido por el también polémico Guido Bellido.

Paralelamente, la sombra del grupo terrorista Sendero Luminoso en algunos integrantes del gabinete Bellido, quien se encuentra investigado por apología al terrorismo, abre viejas heridas históricas, más aún, cuando a pesar de las evidencias, el presidente peruano asegura que las críticas “son parte de aquellos que buscan derrocarlo”.

Todo esto sucede, mientras los precios de los alimentos esenciales se han disparado a precios inusitados para una macroeconomía peruana estable durante más de dos décadas, pero que ha tenido solo en agosto una inflación de 4.5%. A ello se le suma un dólar que se mantiene en más de 4 soles (previo a las elecciones se mantenía entre 3.30 y 3.40 soles) y una tercera ola de Covid-19 pronta a llegar, que encuentra al país con menos del 25% de su población vacunada, y sin un plan o estrategia visible frente a esta nueva ola pandémica.

La incertidumbre política ha generado una fuga masiva de capitales y la paralización de grandes y medianas obras de inversión. Uno de los sectores más afectados son las micro y pequeñas empresas (Mypes), que vienen siendo asfixiadas desde el gran empresariado que las somete a pagos de hasta 180 días. Más de 2 millones de Mypes, vienen quebrando o pasando a la informalidad, debido a su imposibilidad de acceder a créditos bancarios, y a la dificultad de poder contar con un flujo de caja a corto plazo.

Lo paradójico de esta situación, de esta muerte lenta de las más de dos millones de Mypes, es que el Ministerio de Economía y Finanzas, encabezado por el ministro Pedro Francke, ligado la izquierda moderada peruana, tiene en sus manos una ley y reglamento que permitiría que este importante número de empresas, tengan la opción a través del factoring, de contar con sus pagos a los ocho días de emitidos sus comprobantes de pago.

Se calcula que la promulgación de esta ley generaría más de nueve mil millones de soles anuales, reactivando un sector productivo que se encuentra en estado de coma. Nadie entiende hasta ahora, como un gobierno de izquierda, se niega a aplicar medidas como estas, mientras al mismo tiempo, viene dando luz verde a bonos y subsidios que no hacen sino mermar una caja fiscal fuertemente golpeada.

Mientras el Ejecutivo permanece en estado crítico permanente, el Congreso de la República también viene experimentando una crisis de gobernanza e incapacidad de establecer alianzas políticas estratégicas capaces de generar un control político legítimo, alejado de las aún vigentes percepciones ciudadanas, respecto a que el único objetivo la vacancia de Pedro Castillo. 

La reciente otorgación de la confianza a un gabinete, que salvo dos excepciones, se encuentra integrado por ministros relacionados con Sendero Luminoso o con escasa o nula experiencia en los temas que manejan sus secretarías de Estado, ha significado un triunfo simbólico para el gobierno de Castillo, y serios cuestionamientos a la presidenta del Congreso, María del Carmen Alva, quien enfrentará en estos días una moción de censura que busca retirarla de su cargo, tomando como pretexto unas supuestas declaraciones suyas en donde afirmaba que “la calle pide vacancia”.

Lo que pasará en los próximos meses en el Perú es completamente impredecible. Lo que sí es seguro, es que persistirán las confrontaciones de poderes, el revanchismo de aquellos que perdieron las elecciones, y seguiremos soñando con una clase política ajena a intereses particulares o que buscan en el poder aquella impunidad que nos condena a la normalización de la corrupción y clientelismo, desde hace décadas.

Luis Eduardo Cisneros (Perú) es comunicador estratégico y político con más de veinte años de experiencia en entidades del sector público y privado. Ha sido asesor político de la vicepresidencia de la República del Perú, y de una gama amplia de ministros de Estado. Actualmente es asesor de altas direcciones de gremios y empresas del sector privado. Fue periodista de investigación en Canal 2 de Perú, y redactor de la Revista Caretas y es columnista del diario Perú 21. CEO de la empresa de comunicación estratégica Lec & Hunter en Perú y Uruguay.
Twitter: @luiseduardocis
Instagram: @luiscismen

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